Mali (África)
Ana Camacho (9/4/2012)tuaregs-en-mali
Los tuaregs del Movimiento de Liberación Nacional del Azawad (MNLA) han anunciado en el cese de las operaciones militares en el norte de Mali en un comunicado difundido en su sitio en Internet en el que, además, acusan a la agencia de noticias France Presse (AFP) de intentar intoxicar a la comunidad internacional con la divulgación de noticias que han vinculado los triunfos de la revuelta tuareg a un toma de posición en el Sahel del yihadismo de Al Qaeda. El MNLA da así acuse de recibo a los movimientos con los que la diplomacia gala ha intentado promover en la ONU una corriente de opinión que evite que el movimiento tuareg pueda ser clasificado en la casilla de las «primaveras árabes».

No es la primera vez que la agencia de noticias pública France Presse es acusada en África de actuar de forma partidista en un conflicto, introduciendo informaciones en el flujo mediático internacional (no hay medio que se precie que no esté suscrito a su servicio) para servir de soporte a las acción de la diplomacia gala en su siempre infatigable acción en defensa del mantenimiento de un férreo sistema neocolonial en este continente.

Por ejemplo, el depuesto presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbabo, ya protagonizó un bronca descomunal con esta agencia a la que su bando acusó de ser una de las piezas clave de la conspiración francesa que logró en la ONU inclinar la balanza del lado de su rival Alassane Ouattara pese a que él también tenía motivos de acusar al actual presidente de pucherazo en los resultados electorales. Gbabo y Uattara son tal para y ambos han sido acusados por las organizaciones de derechos humanos de terribles atrocidades durante la guerra civil que los enfrentó, Pero mientras Gbabo se convirtió el 5 de diciembre de 2011 en el primer ex jefe de Estado juzgado por la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, Uattara sigue gobernando sin que nadie ponga en duda su respetabilidad.

Más recientemente, corresponsalías de AFP fueron el origen de las noticias con las que, especialmente desde Bamako (la capital de Malí) se intentó vincular el secuestro de los tres cooperantes en los campamentos del Frente POLISARIO en el sur de Argelia -los españoles Ainhoa Fernández y Enrique Gonyalons y la italiana Rossella Urru-, con una acción del yihadismo islámico de Al Qaeda extremadamente dañina para la causa de la liberación de la provincia española invadida ilegalmente por Marruecos y muy favorable para las pretensiones anexionistas de la monarquía alauita, ojito derecho de la diplomacia francesa. El POLISARIO reaccionó contra lo que calificó de «campaña difamatoria» lo que no hubiese bastado para salvar su presunción de inocencia si Al Qaeda no hubiese rechazado públicamente toda implicación con estos secuestros.

Desgraciadamente este golpe de efecto no evitó la sospecha yihadista a este dossier porque, acto seguido, apareció un grupo del que nada se había sabido hasta entonces que, dos meses después de la desaparición de los cooperantes, reivindicó a través de la AFP la acción criminal asegurando que había sido su acto de estreno.

Los recortes que la crisis financiera internacional ha impuesto/favorecido en las redacciones periodísticas de todo el mundo han dejado un monopolio de facto a las corresponsalías que la agencia francesa tiene en Malí, como corresponde a las especiales vinculaciones culturales, históricas y económicas entre una madre patria con su antigua colonia. Como mucho, algunos diarios han intentado disimular el ahorro en enviados especiales con apresurados tratos con personal que, por sus propias circunstancias, ya se encontraban en la zona y que, a falta de poder viajar a un escenario situado a más de mil kilómetros de distancia de Bamako), también son muy vulnerables al influjo de los profesionales de mayor autoridad en la zona.

El resultado es que un análisis de las informaciones periodísticas revela que, a la hora de justificar títulos como «la sharía ya gobierna en Tombuctú» o «Al Qaeda lucha con los tuareg», el origen es el mismo: la agencia France Presse citando a un «testigo» o un «vecino» que asegura haber visto cómo los tuaregs aliados con Al Qaeda (los de Ansar Dine), tras la caída de Tombuctú, se apoderaban de la mítica ciudad expulsando al MNLA. Da igual en la prensa francesa (las más autorizada para el caso): Le Figaro, Le Point, Libération o Ouest France titulan con el triunfo yihadista en Malí reproduciendo la misma información. En España el efecto contagio es evidente ya sean los grandes diarios nacionales como Abc o regionales como La Voz de Galicia. El guión del cable de France Presse incluso aletea en los análisis de la agencia británica Reuters que, por cierto, emite su agencia en Dakar (capital de Senegal).
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El MNLA, que asegura ser laicista, ha negado rotundamente haber perdido la primacía dentro del movimiento tuareg en Malí. Si de verdad hay alto el fuego (y al MNLA le conviene ahora mismo que lo haya), tendrán ocasión de demostrarlo con visitas guiadas ya que la Declaración de la ONU que les pedía cesar sus hostilidades no les ha instado a que se retiren sino a iniciar un proceso de diálogo con el Gobierno central. Si las noticias dadas por el MNLA son ciertas, habrá que estar muy atentos a que el Ansar Dine, el grupo tuareg surgido súbitamente a mediados de marzo y dirigido por Iyad Ag Ghalyum, un personaje muy dado a siniestros trapicheos políticos y comerciales que prosperan en la región, no intente convertir en realidad las informaciones alarmistas de France Presse.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Ana Camacho, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, además de secretaria de la asociación APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África), que también e puede leer en su página de Internet En Arenas Movedizas.