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Eugenio Pordomingo (1/4/2005)
La sociedad actual está asediada por innumerables plagas de todo tipo. Y no sólo sanitarias. Algunas de estas plagas tienen dificultades para encontrar un hueco en los medios de comunicación. Otras, se silencian. No interesa a los poderosos que se conozcan.

Pongamos algunos ejemplos: el terrorismo. Se llama terrorismo a aquellos actos violentos que causan terror. Las bombas, los atentados indiscriminados, son, qué duda cabe, actos terroristas. Y ¿por qué no denominar también terrorismo a la llamada violencia de género, a las muertes que causa el tráfico de drogas, a la prostitución infantil, al tráfico de órganos y de seres humanos, al hambre y a la escasez de agua y medicinas?  De una forma u otra, todas estas plagas son actos terroristas, aunque no sea políticamente correcto decirlo.

Una pequeña reflexión: si se controlan a nivel internacional las cuentas de terroristas, cómo no van a poder hacer lo mismo con el «blanqueo de dinero», procedente de mil y un negocios sucios e ilegales.

¿Acaso los bancos no sabían de dónde procedía el dinero de Augusto Pinochet o de Teodoro Obiang Nguema? Sobre todo, cuando llegaba en metálico y en maletas y después se depositado en «cuentas secretas».

La Subcomisión del Senado de los EE.UU., encargada de velar por la transparencia y evitar el «lavado de dinero», investigó durante mucho tiempo esas actividades llevadas a cabo a través de un banco USA. Sus conclusiones han sido demoledoras. El Riggs Bank  de Washington fue la entidad desde la cual Pinochet y Obiang transfirieron dine Zapateroro a otras entidades, como  el HSBC y el Banco Santander Central Hispano.

Fruto de esta distorsión del lenguaje, se llama «guerra preventiva» a un ataque en toda regla en «prevención» de algo que no se sabe si va a suceder. «Efectos colaterales», es otro eufemismo, otra distorsión, que trata de ocultar que se ha  bombardeado y causado decenas o miles de muertes, pero que ha sido sin querer. Para eso, es mucho mejor lo que hace el gobierno israelí de Sharon, que no se anda con remilgos. Matar es matar, ¡que coño!. Estos si que saben matar de verdad. Allí se dice «muertes selectivas», aunque también se habla de «asesinatos selectivos». Lo que ocurre es que, en esa «selección» hay, desgraciadamente, también, muchos «efectos colaterales».

Cuando el PSOE resultó vencedor en las elecciones de 2004, un familiar de Zapatero dijo de él que tenía «baraka», que significa suerte. Es otra distorsión del lenguaje, pues que los ciudadanos voten más a un partido que a otro, delegando en esa opción política para que le represente en las dos cámaras -incluso para que gobierne, como en el caso que nos ocupa- no quiere decir que el elegido tenga «baraka». Todo lo contrario, debería ser una pesada carga tener que tratar de resolver los innumerables problemas de los ciudadanos y conducir al país por el mejor sendero posible.

El pasado miércoles, en el transcurso de una conferencia de prensa en Bruselas,   algunos periodistas le preguntaron a José Luis Rodríguez Zapatero por las peticiones hechas por el PP para que aclarara la posible vinculación de Francisco Hurtado, jefe de seguridad del partido socialista en Asturias, con los servicios secretos españoles y con el terrorista Abdelkrim Bensmail, implicado en los atentados del 11-M.

El presidente del Gobierno contestó que se negaba a «responder ninguna cábala» de los populares, aludiendo a que éstos no han asumido el «trauma» de las últimas elecciones generales. En el lenguaje hebreo, «Cabala» es «tradición». Nombre que reciben la mística y la doctrina secreta judías, especialmente en su manifestación medieval desde hace ya varios siglos. Ni cábalas, ni magias ni subterfugios, casi doscientos muertos claman…

Otra distorsión del lenguaje la encontramos en las declaraciones del ministro de Trabajo Jesús Caldera. Nos ha propuesto un «despido más atractivo» -se refiere, por supuesto, al despido laboral-, para así «crear empleo fijo». En este caso es rebajar la indemnización de 45 a 33 días para los nuevos contratos indefinidos.

No creo que sea atractivo para ningún trabajador que le reduzcan la indemnización por despido. Esta medida, más que atractiva, es una…