Miguel Ángel Benedicto (20/5/2008)

«SERBIA ES EL PAÍS NOKIA, pues cada año sale un modelo más pequeño». Este es el chiste que corre de boca en boca entre los especialistas en la antigua Yugoslavia.

Una broma que tiene su parte de realidad desde que Croacia y Eslovenia proclamaran su independencia en 1991 y tras las posteriores guerras con Bosnia y Croacia a mitad de los años 90. «La chispa que reavivó los fantasmas nacionalistas fue la independencia unilateral de Kosovo y su reconocimiento por 40 países».

Si a esto añadimos la secesión de Montenegro mediante referéndum en 2006 y la independencia unilateral de Kosovo en febrero de 2008, la caricatura sobre la descomposición del país es bastante real.

Serbia es un país con 8 millones de habitantes que todavía no se ha recuperado de los bombardeos de la OTAN, comandada por Javier Solana en 1999, que acabaron con el régimen dictatorial de Slobodan Milosevic. Las cicatrices todavía se pueden palpar en el edificio de la televisión pública o del Ministerio del Interior en Belgrado.

LOS PROTAGONISTAS DE LA CAMPAÑA

Sin embargo, la chispa que reavivó los fantasmas nacionalistas en el país balcánico fue la independencia unilateral de Kosovo y el reconocimiento de la misma por 40 países. «Seselj es una especie de neandertal que podría estar fuera de prisión en unos meses por falta de pruebas, según explica un diplomático europeo». Este paso abrió una crisis de gobierno que desembocó en la dimisión del primer ministro y líder del nacionalista Partido Democrático Serbio (DSS-NS), Vojislav Kostunica, y en la convocatoria de elecciones para el 11 de mayo. Kostunica y sus siete ministros preferían romper con la Unión Europea si Bruselas no rechazaba la independencia, y los quince ministros del proeuropeo Partido Democrático del presidente Boris Tadic se mostraron partidarios de una entrada rápida en Europa. El divorcio de ambos líderes estaba servido y se han vuelto a ver las caras en los comicios parlamentarios.

No obstante, el favorito para alzarse con el triunfo de las parlamentarias era el ultranacionalista Partido Radical que preside Vojislav Seselj, actualmente en prisión al estar acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Internacional de la Haya (TPIY). «La mayoría de la población asume en privado que se queda sin Kosovo pero no lo hace en público». Para un veterano analista, Seselj es una especie de neandertal que podría estar fuera de prisión en unos meses por falta de pruebas, según explica un diplomático europeo. Por eso, aunque en las papeletas figurase en primer lugar Sejelj, el candidato de los radicales es Tomislav Nikolic, a quien las encuestas otorgaban ventaja sobre Tadic y Kostunica.

En los lemas que aparecían los carteles electorales (Adelante Serbia del Partido Radical, o Europa son nuevos puestos de trabajo en el caso del partido de Tadic), ya se vislumbraban los asuntos que iban a protagonizar la campaña: Kosovo y las relaciones con la Unión Europea.

KOSOVO, EN EL CENTRO DE LAS ELECCIONES

Kosovo es un asunto que llega al sentimiento de los serbios. La mayoría de la población asume en privado que se queda sin Kosovo pero no lo hace en público. Así, el ministro para Kosovo y Metohija, Slobodan Samardzic, explica que es el centro de la herencia cultural serbia, sobre todo cuna de sus monasterios ortodoxos, y considera la independencia como un acto ilegal. No aceptamos la situación ni reconocemos las instituciones albanesas en territorio kosovar, señala. «Kosovo no deja de ser una humillación para los serbios y pugnan por una partición de facto con los albanokosovares en Mitrovica». Y rechaza la comparación con el País Vasco el problema kosovar no es similar al del País Vasco, pues el 100 por cien de los albanokosovares quieren la independencia.

Las elecciones parlamentarias coincidieron con las locales, y en Kosovo había urnas y candidatos serbios en contra de la opinión de las organizaciones internacionales. Las autoridades locales elegidas serán autoridades de facto. En algunas zonas gobernamos de hecho y debemos actuar de manera práctica y no legalmente pues gestionamos la educación, salud, justicia y políticas sociales en ayuntamientos como el del Norte de Mitrovica, una ciudad dividida entre serbios y albanokosovares, comenta Samardzic. Respetamos las resoluciones de la ONU pero es importante para nosotros mantener representantes municipales serbios en Kosovo, añade. «Los 27 miembros de la UE aportan 200 millones de euros anuales para la reconstrucción del país». Aunque lo den por perdido, Kosovo no deja de ser una humillación para los serbios y pugnan por una partición de facto con los albanokosovares en Mitrovica y los enclaves de mayoría serbia aunque la rechacen en público.

Defendemos la integridad territorial de Kosovo y la rápida integración en la UE. No queremos cambiar las fronteras, y es cínico y un mal ejemplo para todo el mundo que consiga su independencia mediante el terrorismo en lugar de resolver pacíficamente el problema, subrayaba el viceprimer ministro, Bozidar Djelic, en Pozarevac, población en la que está enterrado el sanguinario Milosevic, mientras acompañaba hace dos semanas a la comisaria de Política Regional de la UE, Danuta Hübner, en la inauguración de un proyecto de cooperación transfronteriza financiado por Europa. Los 27 miembros aportan 200 millones de euros anuales para la reconstrucción del país.

IRRUPCIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA EN LA CAMPAÑA

La Unión Europea, cuya estrategia en la zona ha sido chapucera y desastrosa, según un diplomático europeo, irrumpió con fuerza en el final de la campaña serbia mediante la firma hace algunas semanas del Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA) con la UE, que sólo se ratificará si gobierno serbio colabora con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) que juzga a sus criminales de guerra. «La irrupción de la UE ha sido un bálsamo para los proeuropeístas de Tadic que estaban contra las cuerdas tras la independencia de Kosovo». Para la directora general de Asuntos Europeos, Milica Delevic, durante el período electoral ha habido poco movimiento para buscar a criminales como el general Ratko Mladic o Radovan Karadkic, considerados como héroes de guerra en Belgrado.

En los servicios de seguridad hay como dos facciones a la espera de ver quien gobierna, comentaba Delevic. Más optimista se mostraba el viceprimer ministro Djelic, que explicó que hacen todo lo posible para encontrarlos. No somos una caja negra. ¿Ha encontrado Estados Unidos a Bin Laden? La ex fiscal del Tribunal de la Haya, Carla del Ponte, decía que sabía donde estaba Mladic, le dijimos que viniera y lo detuviera pero nunca lo hizo, concluyó.

La irrupción de la UE ha sido un bálsamo para los proeuropeístas de Tadic que estaban contra las cuerdas tras la independencia de Kosovo. Los 27 volvían a intervenir la semana pasada al anunciar que 16 estados miembros y Noruega concederían visados gratuitos a los serbios. La política de visados ha sido desastrosa, pues daban muy mala imagen las colas de gente bajo la nieve, indica Juan Fernández Elorriaga, director del Instituto Cervantes en Belgrado. Nos alegramos mucho de esta decisión pues la política de la UE al respecto era muy poco coherente, añade Jelica Minic, miembro del Movimiento Europeo.

Otro de los protagonistas de la campaña ha sido Rusia, que ha intervenido con el arma energética a favor del Partido Radical. Así, el gaseoducto Southstream pasará por Serbia. «El Parlamento serbio cuenta con 250 diputados, por lo que los vencedores de los comicios deben dialogar con otros grupos para formar Gobierno». El acuerdo incluye la venta del 51 por ciento de la petrolera serbia a Gazprom. Los serbios deben comprender que la UE no es la única vía para progresar, indicaba Nikolic el día de las elecciones en clara referencia a Rusia.

Los pasos que ha dado la UE han beneficiado al Partido Democrático (DS) del presidente Tadic. El DS, ganó con el 38,75 por ciento de los votos, mientras que el ultranacionalista Partido Radical (SRS), favorito en todas las encuestas, obtuvo un 29,22 por ciento. Con estos resultados, el DS, que concurría coaligado con los liberales del G17Plus, se haría con 103 escaños, por 77 de los radicales.

El Parlamento serbio cuenta con 250 diputados, por lo que los vencedores de los comicios deben dialogar con otros grupos para formar Gobierno.

POSIBLES COALICIONES DE GOBIERNO

La coalición de fuerzas pro europeas, liderada por Tadic, deberá intentar pactar con fuerzas minoritarias para formar gobierno. Los partidos de las minorías húngara, bosnia y albanesa, suman juntos 7 escaños, que no serán suficientes para alcanzar la mayoría absoluta que está en 126 escaños y necesitarían también de los diputados del Partido Socialista (20 escaños) o de los del Partido Liberal Demócrata (14 escaños). «Los ultranacionalistas de Nikolic también podrán formar un nuevo gobierno, si acuerdan con el partido Democrático de Kostunica y con los socialistas».

El pacto con éstos últimos se antoja difícil porque es el único partido dispuesto a reconocer la independencia de Kosovo, algo a lo que Tadic, al menos sobre el papel, no está dispuesto a hacer. Y un acuerdo con los socialistas tampoco parece fácil pues éstos tienen a varios dirigentes acusados ante el Tribunal de la Haya con quien el Partido Democrático deberá colaborar para lograr la ratificación del acuerdo de Asociación con la UE de cara a una futura adhesión.

Los ultranacionalistas de Nikolic también podrán formar un nuevo gobierno, pero para ello deberían llegar a un acuerdo con el partido Democrático de Kostunica (30 escaños) y con los socialistas (20 escaños). Estos últimos, el antiguo partido de Milosevic, parecen tener la llave del nuevo ejecutivo serbio. Juntos lograrían 127 escaños. Nikolic y Kostunica ya se han reunido para discutir los objetivos y naturaleza del futuro Gobierno.

UNA MALA SITUACIÓN ECONÓMICA

El favoritismo de Nikolic durante la campaña se ha debido a que ha sido el único que ha hablado durante la campaña de los asuntos que preocupan a los ciudadanos; escarmentados por el fuerte castigo sufrido por Serbia en los últimos años y a la situación económica del país con un paro del 19 por ciento, un sueldo medio cercano a los 200 euros y un déficit de servicios sociales pese al crecimiento del PIB al 7 por ciento el año anterior. «Pese a la nostalgia del pasado causada por la fuerte división social entre ricos y robres, la apuesta por Europa parece el mal menor para los serbios». Es muy difícil comprar un piso que en la capital alcanza los 2.550 euros por metro cuadrado. Se están dando casos de padres embargados porque sus hijos no pueden pagar la hipoteca, se queja la traductora, Mira.

El resultado final de las elecciones no ha dado la mayoría ni a proeuropeos ni a ultranacionalistas. Así, el Partido Socialista se ha convertido en la bisagra necesaria para gobernar Serbia. La antigua formación del dictador Milosevic se va a dejar querer, pero el partido proeuropeísta parece tener más papeletas para llevarse el gato al agua si la formación quiere ingresar en la Internacional Socialista. Las previsiones apuntan a que se van a vender a peso de oro; las negociaciones a varias bandas y el cambalache de ministros ya han comenzado.

Todo ello en un país castigado por las guerras que debe decidir entre un futuro europeo o una alianza con Rusia, su gran aliado en el asunto de Kosovo. Pese a la nostalgia del pasado causada por la fuerte división social entre ricos y robres, la apuesta por Europa parece el mal menor para los serbios.

N. de la R.

Miguel Ángel Benedicto es jefe de la sección de Internacional en Telemadrid. Dirige Fácil Consultores y preside la asociación Ideas y Debate (España). Es coautor de los libros «Europa a Debate. Veinte años después (1986-2006)» y de «La Mayor Operación de Solidaridad de la Historia». Ha impartido cursos de postgrado en las universidades Complutense y Rey Juan Carlos.

Este ensayo se publica gracias a la gentileza del autor y de Safe Democracy.

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