Baltasar Pérez (22/5/2008)

La reunión que ayer por la tarde mantuvieron Mariano Rajoy y María San Gil no ha servido para mejorar nada la grave situación por la que atraviesa el PP. Tras finalizar la entrevista entre los dos, hemos sabido que la líder del Partido Popular en el País Vasco, sigue sin fiarse de Rajoy y que no repetirá como presidenta del partido en esa comunidad.

El contenido de la ponencia política del PP para el congreso de junio, agudizó aún más la crisis interna en la que está inmerso el partido conservador. Ahora Rajoy, en el colmo de la sinrazón afirma que «he apoyado siempre a María San Gil y tome la decisión que tome, yo la seguiré apoyando»,

La semana pasada, María San Gil mantuvo que dejaría de presidir el PP vasco si no volvía a confiar en Mariano Rajoy. No hay duda que a Rajoy en estos momentos le viene bien la salida de San Gil del partido, de acuerdo con su estrategia. Con la salida de los órganos de dirección, por unos u otros motivos, de Zaplana, Acebes, Rato, San Gil, Mayor Oreja y Arístegui, entre otros, Rajoy puede maniobrar a su gusto para nombrar a su nuevo equipo.

Pero, sin duda, las aguas bajan más que revueltas en el PP. Rajoy «recupera», con halagos que suenan más a pura necesidad que a seriedad, a Alberto Ruiz-Gallardón. Éste, aprovecha esos halagos para postularse como «segundo», aunque desde su entorno no se explican bien el cambio del Presidente del PP, o eso quieren hacernos creer.

Tras la «limpieza étnica» de lo que han dado en llamar «sector duro», ahora viene la siguiente pelea. Y el objeto del deseo no es más que la secretaria general. Los candidatos son varios, pero a estas alturas los que más posibilidades tienen son María Dolores Gospedal, Javier Arenas y Alberto Ruiz-Gallardón. Aunque, visto lo visto, o sea como actúa Rajoy, puede haber sorpresas de última hora.

De lo que no hay duda alguna es que Mariano Rajoy vino muy cambiado («muy regresado») de su periplo vacacional en México, con familia incluida, no como antes cuando viajaba a la Cuba de Castro. Quizás fue el tequila, lo que contribuyó a su cambio; pero mucho nos tememos que más bien fueron algunos contactos en la ciudad que conquistara Hernán Cortés las que le transmitieron ciertas «consejas» sobre su conducta política a partir de ahora…  

 

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