Mi Columna
Eugenio Pordomingo (14/6/2008)eugenio2
El pueblo irlandés ha ducho NOal Tratado de Lisboa, asestando un «duro revés a la Unión Europea», según la mayoría de los medios de comunicación de la eurozona.  En el referéndum celebrado el jueves día 12 en Irlanda, con un 51 por ciento de participación, los resultados de la consulta muestran al «No» como vencedor con un 53,85 por ciento, frente  a los partidarios del «SI» con un 46,15.

Dermot Ahern, ministro de Justicia de Irlanda, ha reconocido la derrota del «Sí» poco después de mediodía de ayer: «Parece que va a haber una victoria del «No»,  afirmó a la cadena de televisión RTE. «El pueblo ha hablado»,  manifestó Ahern.

Catorce países han ratificado en sus parlamentos nacionales la Constitución Europea, ahora Tratado de Lisboa, que debía haber entrado en vigor el 1 de enero de este año si todos los países lo hubiesen  aprobado. Faltaba Irlanda, cuyo Gobierno decidió democráticamente que se consultase al pueblo.

Ante este descalabro, la clase política europea va a buscar la forma de que el Tratado de Lisboa sea aprobado. Pero, lo harán cerrando una herida en falso y en contra de la mayor parte de la ciudadanía europea. Los europeos si queremos una Europa Unida y Fuerte, pero no esta Europa que «ellos» han elaborado a la Carta, y a su gusto.

En noviembre de 2007, («Sarkozy destaca los progresos de la Unión Europea, aunque considera que «no se ha resuelto todo». A falta de liderazgo, Europa encumbra a Nicolás Sarkozy«), dijimos que «El «No» de Francia y Holanda y el «si» de una minoría del pueblo español, dieron al traste con el proyecto de Constitución que querían meter con horma; ahora para obtener el «SI», se margina al pueblo, y en su lugar serán los parlamentarios de cada país los que digan si al costoso mamotreto que elaboró una comisión dirigida por el nefasto Giscard D´Estaing«.

Por aquellos días, Nicolás Sarkozy dedicó gran parte de su discurso -dirigido a los parlamentarios europeos-, a explicar el triunfo del «NO» francés en el referéndum sobre la Constitución Europea. Su interpretación del «NO» francés fue la siguiente: aquel «NO», no significó para el pueblo francés «la expresión de una negación de Europa, sino la expresión de una mayor exigencia. Cuando los pueblos dicen «no», no hay que pensar que se equivocan, sino pensar por qué lo hacen. El «no» francés y el holandés expresaban mucho más que la simple negativa frente a un texto».

Sarkozy  manifestó entonces que Europa tiene que ser «lo más democrática posible. No hay que acallar las divergencias», y por eso opinó que «Europa necesita más debates», como el que se ha producido sobre el Tratado constitucional, que al final ha salido adelante gracias a la voluntad de los gobiernos. De los gobiernos y de sus parlamentos; pero cuando los pueblos votan, el «NO» resplandece.

En España hubo un 58 por ciento de abstención, y sólo uno de cada tres españoles con derecho a voto dijeron «si». Todo ello aderezado con multimillonarias «dádivas» a ONG, asociaciones, fundaciones y «plumillas», para que alentaran, animaran y jalean a un despistado y manipulado pueblo, que a pesar de todo votó lo que votó.

Este es el hombre que buscaba Europa -comentamos entonces, refiriéndonos a Sarkozy-; él dirá, sin pelos en la lengua, lo que opina; y hará lo que ellos, timoratos burócratas y políticos, no se atreven. ¡Ciudadanos de Europa, a bajarse los pantalones, ha llegado Sarkozy!, afirmamos en noviembre de 2007.

Ahora, lamentablemente, tenemos que decir más o menos lo mismo, aunque ahora  Sarkozy permanezca agazapado, silencioso. Durao Barroso ha tomado la palabra, le va en el sueldo: «el proceso de ratificación debería continuar. El Tratado no está muerto, creo que sigue vivo».

Gracias al pueblo irlandés por «hablar» y gracias al Gobierno irlandés por permitír que lo haga…