Eugenio PordomingoEugenio Pordomingo (7/7/2008)
Ingrid Betancourt, fue liberada en una rocambolesca operación militar de la que, cada día vamos conociendo más detalles. Su liberación, comentada hasta la saciedad por los medios de comunicación mundiales, se produjo el miércoles pasado. Dos días después viajaba en un avión del Gobierno francés, camino de París,  al hospital militar de Val de Grace, donde ha sido sometida a una exhaustiva revisión médica que verifique su estado de salud tras seis años de permanecer secuestrada por las FARC.

Nicolas Sarkozy recibió efusivamente  a Ingrid Betancourt, que llegó a suelo francés acompañada por sus dos hijos, algunos miembros más de su familia,  y el embajador de Francia en Bogotá, Bernard Kouchner.

Durante su estancia en París, Betancourt ha declarado a la revista colombiana, «Semana», que «probablemente sí llegue a la política porque parece que es mi destino». Sorprende la recuperación, tanto física como psíquica, de esta mujer, tras un secuestro tan prolongado.

La liberación de Ingrid Betancourt llega en el momento político más oportuno para el presidente Álvaro Uribe, para Estados Unidos y, también, para Francia, por lo que se ve. Pero, no hay que olvidar que todavía permanecen en poder de las FARC varios cientos de secuestrados.

¿Será Ingrid Betancourt la  próxima presidenta de Colombia? El tiempo lo dirá, pero a mi me da la impresión que así será. Al menos, ocupará un puesto relevante en gobiernos venideros.

Con la liberación de Ingrid Betancourt se han matado varios pájaros de un tiro. Veamos. Por un lado, el presidente de Venezuela, Hugo  Chavez, queda ciertamente resentido en su liderazgo. Él no ha conseguido la liberación de Betancourt, ya que ha sido el Ejército de Colombia. Por otro lado, a las FARC se les ha quitado un importante elemento de negociación, a la vez que, también, se ha deteriorado su imagen de «cuerpo férreo» e ideológico, ya que son numerosas las filtraciones, sobre si en el rescate han entrado elementos puramente mercantiles. Se habla de que algunos guerrilleros han cobrado importantes sumas de dinero por prestar su «apoyo» a la operación «blancanieves».

Para el presidente Álvaro Uribe ha sido un balón de oxigeno. La controversia de su reelección queda así amortiguada. Por otro lado, recordemos que el Ejército colombiano se adentró en territorio ecuatoriano el pasado 1 de marzo, en una cruenta operación militar contra las FARC, que causó la muerte a unas 25 personas. La mayoría eran miembros de las FARC, pero también había, entre los fallecidos, estudiantes ecuatorianos y mexicanos, que realizaban un estudio sobre el grupo guerrillero.

El presidente Correa de Ecuador, ha quedado, asimismo, resentido en su polémica con Uribe, debido al incidente de la «penetración de una fuerza militar colombiana en territorio ecuatoriano».

También desaparece de las «primeras» de la prensa, la polémica desatada acerca de los datos encontrados en un «ordenador» en poder de la guerrilla, en los que se vincula al presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Ecuador, Rafael Correa, con el movimiento de las FARC. Atrás queda la carta de protesta dirigida al secretario general de Interpol, Ronald Noble, exigiéndole se retracte de esas declaraciones…

Con la liberación de Ingrid Betancourt, y el protagonismo del presidente francés Nicolas Sarkozy, con la vLa liberacion de Ingrid Betancourtisita de la liberada a París, queda un tanto descafeinado el fracasado intento de hace unos meses, cuando se anunció a «bombo y platillo» que una misión médica francesa, en la que participaba también España y Suiza, podría conseguir la liberación de Betancourt. Un comunicado de las FARC, por aquellos días, mantenía que  «No negociamos ni bajo presión del chantaje ni bajo la influencia de una campaña mediática».

Comparto la idea expuesta en «Las aventuras de Villepin en el trasfondo del caso Ingrid Betancourt«, en espacioseuropeos.com, hace ahora casi tres meses, acerca de las dudas que inspira la actuación de Francia, al considerar la liberación de Ingrid Betancourt como un asunto de Estado.

El autor de ese artículo, Aquilino Tejedo, comentaba que el «periodista Jacques Thomet, quien durante cinco años dirigió la oficina en Bogotá de la agencia de noticias France Presse (AFP), ha publicado un libro bajo el título «Ingrid Betancourt ¿historia de amor o razón de Estado?». Según su versión, el ex primer ministro francés, Dominique Marie François René Galouzeau de Villepin había conocido a Ingrid Betancourt cuando ésta cursaba su carrera en el Instituto de Estudios Políticos de París».

El político francés, mantuvo relaciones sentimentales -según ese texto-, «no sólo con Ingrid sino también con su hermana Astrid. Esta segunda  intimaría más tarde con el ex embajador francés en Bogotá, Daniel Parfait«.

Tales antecedentes explicarían -comentaba Aquilino Tejedo«que, tras el secuestro por las FARC de Ingrid Betancourt, el 23 de febrero de 2002,  Dominique Marie François René Galouzeau de Villepin, en julio de 2003, cuando desempeñaba la cartera de Exteriores, determinó el envío de un avión militar para rescatar a la política colombiana, sin prevenir ni al primer ministro francés, Raffarin, ni al entonces presidente Chirac«.

El intento no sólo resultó fallido, sino que complicó el problema y ha perjudicado las relaciones franco-colombianas, se decía entonces…

Ahora, la CIA y el Ejército colombiano han ayudado a todos ellos un poco, a la vez que han tratado de restar liderazgo a Hugo Chavez.