Rafael Catalá, ministro de Justicia
Rafael Catalá, ministro de Justicia

España
José Luis Heras Celemín (2/11/2014)
Por el bien de todos, no es saludable que el Poder compadree con la prensa. Peor es que ésta sea dócil con el Poder.

La agencia de noticias Europa Press, como hace a veces, había dispuesto para hoy en el Hotel Villa Magna de Madrid, lo que se conoce como un desayuno informativo, que no es otra cosa que un híbrido entre conferencia y rueda de prensa en la que se ofrece el

micrófono a un orador importante y a la que asiste una parte de lo que se ha dado en llamar “el todo Madrid”.

Hacía tiempo que el micrófono se le había ofrecido a Rafael Catalá, quizá con la intención de que, siendo entonces el Secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras, informara sobre las cuestiones propias del Ministerio de Fomento.

Pero, entre la propuesta de antaño y el desayuno de hoy, dimitió Ruiz Gallardón y Catalá fue elegido para sustituirle en el Ministerio de Justicia.

Por eso el acto en el Villa Magna tenía un motivo de interés superior. El orador que lo protagonizaba lo hacía no como Secretario de Estado, o segundo en un ministerio, sino como titular de una cartera tan importante como la de Justicia.

Para dar realce al hecho, le acompañaban el Presidente del Congreso Jesús María Posada, la Vicepresidenta del Gobierno Sáenz de Santamaría, el Presidente del Consejo de Estado, El Fiscal General del Estado, las ministras de Fomento y Empleo, dos secretarios de Estado, diputados y senadores del PP, y hasta las ex ministras socialistas Beatriz Corredor y Rosa Aguilar.

Fue presentado por la que fuera su jefa en el ministerio de Fomento, la ministra zamorana Ana Pastor, que expuso un currículo brillante como comienzo del panegírico habitual: Un hombre para llegar a consensos. Tiene un guión u hoja de ruta (para el puesto de Ministro de Justicia que le ha sido confiado). Y es una persona serena y discreta, “que buena falta hace en la vida”.

El discurso de Rafael Catalá fue como se esperaba. Dijo que su modo de trabajo es la búsqueda de “diálogo, participación y debate”. Que no es partidario de vuelcos sino de reformas graduales para resolver los problemas de una justicia que tiene solución pero que requiere constancia. Y, poco a poco, con un hablar rápido y sin concesiones oratorias, fue desgranando, con datos, algunos de sus objetivos en un Ministerio que ya conoce por su época de Secretario de Estado en él: Mejora de la Gestión como parte de la Reforma. Tender hacia una “justicia digital” para el Siglo XXI. Reformas de leyes obsoletas (Ley de Enjuiciamiento Criminal, Código Penal, Ley Orgánica del Poder Judicial, Ley de Tasas, Ley de Asistencia Gratuita, etc.). Involucrar a la Justicia en el proceso de reformas suprimiendo actos jurídicos en torno a “las faltas sin autor conocido”. Aplicar la informática y las nuevas tecnologías en los procesos judiciales. Y mejorar la Justicia como servicio público.

Después, una apelación al Gobierno, “Sé en qué Gobierno trabajo”, la constatación de que “las reformas empiezan a dar resultados”, la reflexión de que la justicia es un pilar del Estado de Derecho, y la enumeración de lo que llamó los “dos retos” del momento

La corrupción, “que se combate y no se oculta en España”.

Y el intento de “subversión de los principios democráticos que está detrás de los intentos de una determinada voluntad de situarse por encima de la voluntad general”. Con él, dijo, se pretende que las tesis del alemán Carl Smith (que justificaba la superación de la ley democrática mediante la acción de las masas) se impongan a las de Rousseau: la base de la democracia es que la voluntad del pueblo sea definida por la Ley.

No citó a Mas, pero no hizo falta, bastó con que destacara la urgencia de desarmar la “idea letal que se trata de difundir en algunos ámbitos de que la política es algo distinto y contrapuesto a la ley, y que por lo tanto los tribunales no deben intervenir en los aspectos de la política”; y que afirmara que “sin respeto a la ley, la política desaparece de un plumazo y con ella la democracia”. 

Terminó afirmando el buen hacer del Fiscal General del Estado en el 9-N, la no presión a la independencia de Torres Dulce para que actuara contra Mas; y resaltando los logros de un Gobierno del que forma parte y preside Mariano Rajoy.

Al acabar, se esperaba que la agencia de noticias ahondara en los temas importantes que interesan del ministerio de Justicia: La dimisión de Ruiz Gallardón. La lentitud en las Reformas. El porqué de las reformas ahora, a un año para que acabe la legislatura, y no antes. La retirada y modificación de la Ley del Aborto. La dejación, posible y supuesta, de la obligación de proteger el Estado de Derecho en Cataluña. Los nombramientos del Consejo General del Poder Judicial. O los enredos que existen alrededor de los casos de corrupción, de los corruptores y de los corruptos.

Pero no se hizo, Javier García Vela, el director de Europa Press, se conformó con preguntas “blandas” y, quizá porque no pudo evitarlo, a trasladar las preguntas de otros medios.

Compadreo. Tiene enfrente al ministro de Justicia que puede soltar información a chorros y se conforma con un pasteleo –dijo un periodista joven.

Puede que para eso esté concebido esto –le respondió otro mayor. Nadie precisó si el desayuno o la agencia de noticias.