J. P. Maeso (8/1/2009)
Estimado director:
Por casualidad he visto en un diario digital, creo que se llama «el periódico.com», una entrevista a un señor que, como comenta él, estuvo dos años en Guinea Ecuatorial y aquello le pareció un paraíso. Dice textualmente que «todo Guinea Ecuatorial es un paraíso virgen».
No voy a tratar de polemizar con el seño Joan Pujol, que así se llama el que esto comenta, pero si añadirle algunas cosas que allí, padecí y que me han dejado secuelas.
Cuando le pregunta el entrevistador si es fácil moverse por el país, el señor Pujol le contesta sobre el «taxipaís» y el escaso turismo. El tal señor podía haber hablado de las interminables, trágicas y pedigüeñas «barreras» donde los militares, aparte de no dejarte mover con libertad, tratan de sacarte del bolsillo todo lo que pueden. Y es un éxito si la «parada» sólo consiste en eso.
Monte Alén y mil sitios más son una verdadera maravilla. Yo estoy de acuerdo, pero un país no es sólo su paisaje, su clima y sus gentes. Guinea Ecuatorial podía ser un paraíso, reúne lo necesario para ello, pero el Gobierno que lo dirige es una auténtica dictadura, que no te deja moverte para nada. En el momento que te ven sacar la billetera estás perdido. Eres objeto y objetivo de miles de «moscones». Y si no cedes, terminas con problemas y muy serios.
Cuando el periodista le pregunta si ha tenido la malaria, ese señor que afirma que ha regentado el bar del centro Cultural español en bata, le dice esto: «La recomiendo a todo el mundo, porque no es tan fuerte como se piensa y te da un delirio más psicodélico que cualquier droga. Además, adelgazas, y la piel te queda muy tersa. La primera vez que lo coges es como Welcome to Africa«. Menos mal que a continuación dice que mata a mucha gente.
Yo desgraciadamente tuve malaria dos o tres veces, no se ya, y le puedo decir que no es nada agradable, sólo ver la sala donde estuve con muchos otros pacientes me produce todavía mucho malestar. Y la piel no se me puso tersa, pues allí cogí la SARNA.
Dice el señor Pujol que en Guinea todos viven al día haciendo trapicheos. ¿Le extraña? Allí el Gobierno no se preocupa por nada ni por nadie, como no sea comprarse lujosos coches y mansiones. Allí no funciona nada. Menos mal que afirma que lo único que se hace en África es tratar de sobrevivir.
A mi me hubiese alegrado y mucho que me entrevistasen en periódicos, para poder decir lo que me pasó en Guinea Ecuatorial, donde me metieron algunos días en una cárcel. Sobre lo que comí en esa pocilga, dónde tuve que hacer mis necesidades (en una botella de Coca Cola), dónde y cómo dormí, y cómo me insultaron por ser -eso me decían- español, estoy dispuesto a hablar largo y tendido.
Me falta añadir que me robaron todo lo que llevé y más… Si algún día vuelvo al paraíso de Obiang Nguema, sería con intenciones nada cristianas…
Madrid