espacioseuropeos.com (3/3/2009)
La aseguradora estadounidense «American International Group» (AIG), registró el año pasado pérdidas muy importantes, próximas a los 100.000 millones de dólares. A pesar de esas pérdidas la Administración Obama acordó otorgarle 30.000 millones de dólares más en concepto de ayudas, como «parte de un rescate financiero gubernamental reformado«.
Este nuevo rescate se otorga a la multinacional del seguro, además del de 150.000 millones de dólares que ya recibió. El diario «New York Times» informó que esa nueva ayuda se otorgaba de acuerdo con la opinión de los funcionarios federales que «no vieron otra alternativa que apuntalar a AIG porque sus actividades comerciales y de negocios están estrechamente entrelazadas con el sistema bancario mundial».
Al parecer, las pérdidas de esta compañía pueden haber superado en el año pasado los 63.000 millones de dólares, la mayor «pérdida trimestral» en la historia de esta empresa.
Lo curioso de este «nuevo rescate», es que se ha concedido tres días después de conocerse que la empresa había demandado al Gobierno estadounidense por «una polémica liquidación de impuestos de 300 millones de dólares».
Para algunos analistas, AIG se ha convertido en una compañía «demasiado complicada, difícil de manejar y opaca» como para seguir operando tal y como se encuentra.
La explicación que han dado a los medios de comunicación y a los contribuyentes, tanto el Tesoro como la Reserva Federal de Estados Unidos, es que «dado el riesgo sistémico que aún implica AIG y la fragilidad del mercado, el costo potencial para la economía y los contribuyentes de la inacción del Gobierno sería extremadamente alto».
Esta nueva ayuda es la tercera que recibe AIG, desde el otoño pasado. Fue entonces cuando el Gobierno de EE. UU., ntervino para rescatar a la multinacional aseguradora, que hasta entonces era la más importante del mundo, según la «valoración del mercado».
Cada día nos acercamos más a tener que concluir que estamos asistiendo al «rescate de los golfos», empresas que son o han sido consideradas las «más importantes», donde los salarios de sus ejecutivos suben casi a diario, donde los dividendos se reparten sin pudor y donde, según parece, los controles brillan por su ausencia.