espacioseuropeos.com (23/4/2009)
El Fondo Monetario Internacional (FMI) augura que la economía mundial se contraerá este año un 1,3 por ciento, lo que significa la mayor recesión global desde el final de la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con el informe presentado ayer en Washington.
Por lo que respecta a España, el FMI afirma que el Producto Interno Bruto (PIB) se contraerá un 3,0 por ciento en 2009 y un 0,7 por ciento el próximo. Aparte del descalabro del sector de la construcción, la elevada tasa de desempleo y la prevista que llegará al 18 por ciento, el FMI destaca las limitadas opciones fiscales a disposición del Gobierno, así como «un año muy difícil» para el sistema bancario de España, además de considerar como inevitable la fusión de algunas cajas de ahorros por su acumulado lastre inmobiliario.
Pese a la grave crisis en España, el FMI resalta «los costes salariales y unitarios de la mano de obra son mayores que los de los países socios de la zona Euro y la inflación se mantiene estructuralmente por encima del promedio de esa zona».
Al referirse a Europa, el FMI considera que «el riesgo de una deflación sostenida se ha incrementado, aunque resulta todavía bajo», mientras que recomienda al Banco Central Europeo que reduzca todavía más sus tipos de interés a fin de estimular la demanda.
Asimismo, el FMI recomienda cautela en el gasto público a los gobiernos europeos para reactivar la economía, con medidas adicionales «solamente si son necesarias para responder a un empeoramiento de la desaceleración». Sugiere también el organismo internacional que se den incentivos a la competitividad y «aumento de la flexibilidad laboral».
Las previsiones de la economía global las analiza el FMI confirmando la recesión más profunda que ha habido desde la Segunda Guerra Mundial, hasta llegar a un retroceso estimado del 1,3 por ciento. Para Estados Unidos, a pesar de tantos planes de «rescate», no son nada positivas, ya que vaticina un retroceso del 2,8 por ciento para el 2009 y un crecimiento nulo en el año 2010.
Oscuro es el panorama que el FMI describe para Europa, sobre todo debido a las crisis inmobiliarias en Reino Unido, Irlanda y España, a las que hay que sumar los efectos negativos causados por los «valores tóxicos estadounidenses», sin obviar que la mayoría de los países de Europa del Este se ven azotados por un «colapso bancario«.
Algunos aspectos que no analiza el FMI, y que pueden ser uno de los motivos de esta crisis, es la excesiva acumulación de riqueza en un sector minoritario de la población mundial, la corrupción política -casi nunca castigada-, la existencia de «paraísos fiscales», la cada vez menos participación democrática, el control de la «política» y de los sindicatos por esos «centros de poder», y un largo etcétera del que no se deben marginar a los medios de comunicación, elemento fundamental en el actual proceso de «hurtar» la participación ciudadana.