Weja Chicampo Puye (12/9/2009)weja Chicampo
Aunque muchos demócratas lo sabemos, hay que repetirlo una y otra vez. Ninguna dictadura es rentable para los pueblos que tienen que  soportarlas, sobre todo cuando se trata de sociedades multiculturales y plurietnicas como Guinea Ecuatorial, Gabón, Camerún, etc.

  Los 42 años en el poder del fallecido presidente gabonés, Omar Bongo, dejan una herencia de dificultades difícilmente salvables para nuestros vecinos gaboneses. La caótica situación que actualmente atraviesa Gabón, es un claro ejemplo para los guineanos de cara al futuro. Cuando los dirigentes africanos se aferran al poder por intereses personales y clánicos, so pretexto de servir a la patria, no obtienen  más que el empobrecimiento y la ruina de las vidas de sus conciudadanos y generaciones venideras.

 Estos dirigentes, muchos de ellos se consideran iluminados por poderes ancestrales según sus conciencias, se suelen apartan  de la realidad y evolución social de los pueblos que gobiernan. Creen, como todo progenitor, que sus conciudadanos, a los que consideran infantiles, inocentes e ignorantes, no crecen ni evolucionan. Piensan que viven estancados en el instante en que ellos -los dictadores- asumieron los destinos del país.

 A través de los poderes públicos que representan -esos dictadores-, paralizan el desarrollo y evolución social de sus pueblos oprimidos y conciudadanos, dentro del oscuro agujero del tiempo.

 La muerte de Albert Bernard Bongo, conocido en las últimas décadas de su mandato como Omar Bongo Odimba, no ha traído ninguna tranquilidad para los gaboneses.  42 años (cuatro décadas para cinco) de mandato, no han servido para crear un verdadero clima democrático ni han dejado una economía saludable para Gabón. Sólo deja un mundo de oscurantismo cara al futuro bajo la dirección continuada de su Partido Democrático Gabonés, cuyo sucesor directo es su propio hijo, Ali Bongo. Así lo reflejan los resultados oficiales de las recientes elecciones presidenciales.

 El pueblo gabonés, nada más conocer el resultado ofrecido por el gobierno, ha mostrado su descontento en las calles del país. Ya veremos en qué depara todo. 

 En nuestra región del África Central, Gabón parecía un país democrático, estable y próspero. Con suficiente apoyos diplomáticos para el decano presidente Omar Bongo. Pero 42 años bajo la dirección de una sola persona, han dejado una estabilidad aparente y un bienestar ficticio. La realidad de estas décadas está siendo observada con atención por la comunidad internacional y, de forma especial, por nosotros, sus vecinos.

 Nuestro país, Guinea Ecuatorial, con la rabia reprimida de tantos años de opresión, miseria y persecuciones políticas, torturas y asesinatos selectivos, ha dado origen a grandes diferencias entre los bloques sociales de nuestras poblaciones; diferencias étnicas latentes, diferencias tribales oka-ntumu, asentamiento en el poder del sistema clánico como forma de gobierno, incremento de la corrupción  y saqueo en la Administración Central del Estado, etc. Y toomar-bongodo ello bajo un aparente desarrollo creciente por la actual explotación de nuestros hidrocarburos, petróleo y gas.

Si los guineanos nos descuidamos, en  un futuro próximo nuestra situación será peor que la de Gabón, como resultado del consabido ensayo democrático de Teodoro Obiang Nguema. Ensayo iniciado con su Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) en 1988 (copia del Partido Democrático Gabonés, PDG, del finado presidente Bongo), y que no ha fijado un tiempo para su culminación como protagonista de nuestra caótica situación.

 En definitiva, nos encontramos como si estuviéramos encerrados en un laboratorio de experimentos con humanos y sin derecho a elegir, seguimos bajo dicho ensayo democrático.

 Cuando nos toque el turno de vivir una nueva era (no sucesoria por cierto, como viene siendo la norma común en las repúblicas africanas), que Dios nos acoja en su seno, porque sin lugar a dudas, nos será necesaria una sincera y fuerte voluntad política de cambio hacia la Democracia, Desarrollo y Descentralización para  tratar de resolver los asuntos del gobierno del Estado.

 N. de la R.
Weja Chicampo es Coordinador General del MAIB (Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko).