espacioseuropeos.com (4/6/2010jesuita-congoleno-rigobert-minani
«La institución del Tribunal Penal Internacional (TPI) había sido para nosotros motivo de grandes esperanzas, porque en nuestro país se cometieron graves crímenes, patentes violaciones de los derechos humanos, cuyos responsables siempre se creyeron fuera del alcance del sistema judicial. Hoy, sin embargo, por diferentes motivos, el balance es a nuestro modo de ver insatisfactorio». Son palabras del sacerdote Rigobert Minani, jesuita,  coordinador de la Red para los Derechos Humanos de Inspiración Cristiana de la República Democrática de Congo (RODHECIC).

Minani se encontraba en Kampala, capital ugandesa, donde se lleva a cabo la primera conferencia internacional de evaluación de las actuaciones del TPI y sobre su futuro.

Los únicos cuatro imputados que se encuentran efectivamente bajo proceso ante el Tribunal de La Haya son congoleños, tres de ellos por crímenes cometidos en la República Democrática de Congo (RDC), y el cuarto, el ex vicepresidente Jean-Pierre Bemba, por crímenes cometidos en la República Centroafricana (RCA).

«Entre los principales límites del TPI  está el hecho de que no ha arrestado a los auténticos autores intelectuales de los crímenes cometidos. En lo que se refiere a la RCA, fue el entonces presidente Ange-Felix Patassé quien llamó a las milicias de Bemba en su ayuda», manifestó el jesuita a la agencia MISNA.

«Mientras tanto, los verdaderos padrinos de los jefes de las milicias de la región de Ituri son oficiales del ejército ugandés que jamás han sido implicados en los procedimientos, ni siquiera para dar testimonio», añadió Minani, que también se quejó de la lentitud de los procedimientos. «Tal vez estemos todos muertos cuando acaben los procesos».

«Nuestro país entró en guerra en 1996, pero se puede procesar solamente a los responsables de violaciones cometidas después del 1 de julio de 2002. En mayo del mismo año, en Kisangani se cometían masacres de civiles (al menos 200 muertos según fuentes de la ONU) por parte de hombres a sueldo de señores de la guerra, entre ellos Laurent Nkunda«.

Para las víctimas, manifestó el padre Minani, siguen abiertos muchos interrogantes «¿El tribunal garantiza que no habrá represalias contra posibles testigos o incluso contra los civiles de manera indiscriminada?».

Los representantes de la red para los derechos humanos piden mayores garantías, eficacia y rapidez a los expertos, sean gubernamentales o no, que se encuentran reunidos en Kampala. «La justicia debe actuar deprisa y cortar las raíces de los conflictos», concluyó Minani.

Nota:
Esta noticia se publica con la autorización de Mundo Negro.