España
Carlos Ruiz Miguel (11/8/2010)carlos-ruiz-miguel-catedratico-de-derecho-constitucional
Aunque los medios de comunicación, especialmente nacionales, no se hagan eco de ello, en Galicia existe un terrorismo bastante activo. Y no sólo en su vertiente de colocación de bombas contra bienes y personas, sino también en su variante de terrorismo callejero. Pero si los medios nacionales silencian la existencia de este problema, más preocupante es que haya medios nacionalistas gallegos que traten de ocultar la responsabilidad de los galleguistas violentos en estos actos.

Otra vez terrorismo callejero en la contra-celebración de la fiesta del patrón de España. El galleguismo trata de transmutar el día de Santiago, patrón de España, en el día «nacional» o de la «patria» gallega. Esta «contra-celebración» se desarrolla en varios escenarios, pero hay uno que resulta especialmente preocupante: las calles de Santiago de Compostela durante la madrugada del día 25 de julio. Desde hace ya demasiados años, Santiago vive esa madrugada con una activa presencia de terrorismo callejero galleguista a pesar de la importante presencia policial. Los aventajados alumnos gallegos del terrorismo callejero vasco se han graduado «cum laude» en la «Rúa borroka».

El problema de la «rúa borroka» es grave por una sencilla razón: nadie recuerda ninguna condena a nadie por estos actos: ¿ha habido una sola condena alguna vez por ellos? ¿Hay una sola sentencia de la Audiencia Nacional sobre esto? Pero el problema va más allá porque, siendo importante, no se trata sólo de perseguir judicialmente a los autores de estos actos.

Se trata, primordialmente, de denunciar y condenar socialmente a sus autores.

¿Se hace? Veamos el relato de los graves sucesos que hicieron dos medios galleguistas.

«Varios jóvenes resultaron heridos en otras actuaciones policiales a lo largo de la noche en Santiago. Dos contenedores fueron quemados y un coche de la Compañía de Radio Televisión de Galicia fue volcado cerca de la catedral»
(El País-Galicia).

Curiosa redacción en la que queda claro que unos actos «fueron hechos», sin que se diga sin quien quemó los contenedores y volcó el coche.

Más escandaloso es este texto:

«A zona vella do casco compostelán estaba ateigada de peregrinos, turistas (…) E mentres uns gozaban, aos outros tocáballes traballar porque a madrugada deste día grande de Galicia saldouse cun coche envorcado e dous colectores queimados. Así, os bombeiros tiveron que desprazarse ata a Pescadería Vella preto das seis da mañá, debido a que un Citröen envorcou perdendo o gasóleo do seu depósito»
(Xornal de Galicia).

Aquí el coche no «fue» volcado», sino que «volcó»: ¿»Envorcou» el coche él solito sin «ayuda» de nadie?

Parece claro que estas terminales mediáticas del galleguismo, no sólo no denuncian y condenan estos hechos, sino que evitan denunciar a los responsables.

Pero más grave aún es tratar cínicamente de hacerse las víctimas. Al día siguiente de esta «celebración», un grupo terrorista galleguista atentó contra la vivienda particular de uno de los pocos jueces que tratan de condenar la «rúa borroka». Por cierto, aún no he visto ningún comunicado del CGPJ o de Dívar defendiendo al juez Míguez. ¿Pero, quién era la víctima según los nacionalistas? Según un pródigo articulista este atentado produce un «dano psicolóxico» » na democracia coa que se conduce o pobo galego». Es más, resulta que los atentados terroristas galleguistas benefician «aos elementos contrarios ao autogoberno e á pacífica convivencia dos que cremos na Nación galega e no seu dereito inalienábel a se autogobernar».

Curioso «razonamiento» del cual se deduce que si los atentados hubiesen sido responsabilidad de un grupo de extrema derecha anti-autonomista se produciría un «beneficio» ¡¡para los elementos «favorables» al «autogoberno» y a la pacífica convivencia de los que creen en la «nación» gallega y en su «inalienable» derecho a «autogobernarse»!

NOTAS
1º. Este artículo fue publicado el día 30 de julio en el diario ABC, edición de Galicia.
2º. El mismo día en que se publicó este artículo el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Superior de Justicia emitieron sendos comunicados de apoyo al juez Míguez.
3º. Pensaba que la expresión «rúa borroka» se me había ocurrido a mí, pero compruebo, después de publicado el artículo, que un maestro del idioma, Amando de Miguel, se me adelantó hace más de un año.
No importa que no haya sido el primero; lo importante es que no iba mal encaminado.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de  Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, que también pueden ver en desdeelatlantico.

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