áhara Occidental
Ana Camacho (19/2/2011)
(Respuestas y reflexiones a comentarios del 5 de febrero)
Mañana es el día D del tsunami de la ira en Marruecos. ¿Podría el rey Mohamed VI, en caso de sentir que la ola va a arrancarle el Sáhara, volver a hurgar en la memoria histórica de las antiguas rencillas de las tribus de la antigua provincia española? Esa creo yo, es la preocupación que ronda en el comentario firmado por Diáspora Saharaui al señalar que la reunión celebrada en Marrakech a finales de enero puede ser una trampa del Majzén (si no os acordáis, pinchar aquí).
Las connotaciones tribales siempre suelen ser un tema muy pero que muy, muy tabú al hablar del Sáhara Occidental. La resistencia contra los invasores marroquíes ha curtido la conciencia nacional saharaui y aparentemente relegado a un segundo plano esas distinciones que siempre jugaron en contra del interés general de la población. Pero, tan identificado ha quedado el factor tribal como coladero del juego de terceros en el Sáhara Occidental antes, durante y después de la colonización española, que todavía hoy la mera mención a las categorías tribales despierta gran suspicacia entre los amigos de la causa. Y con razón.
Ya en 1991, desde Rabat se jugó al divide y vencerás que estuvo en un tris de desembocar en un enfrentamiento entre saharauis en el territorio coincidiendo con el desembarco de los cascos azules de la MINURSO, la misión de la ONU que como sus siglas indican tiene como objetivo organizar el referéndum de autodeterminación que, desde entonces, permanece en un limbo.
Ahora, con el tsunami sacudiendo todos los postulados en los que estuvo anclada la geopolítica en el norte de África y Oriente Próximo, estamos ante otro momento clave para el destino del pueblo saharaui. Si el tribalismo siguiese siendo en su caso una caja de Pandora, es el momento ideal para que los invasores marroquíes intenten abrirla para dejar sueltos unos demonios que jugarían a su favor. Poniéndonos en lo peor, la reaparición en escena del tribalismo saharaui podría incluso servir de baza a Mohamed VI para convencer al presidente Obama de que la independencia saharaui es un espejismo sin más posibilidad de concreción que el de un estado fallido que añadiría nuevos problemas a la zona.
Este juego, explicaría efectivamente que las autoridades marroquíes no sólo permitiesen la reunión de Marrakech sino que luego le diesen eco en varios medios en árabe. Sin embargo, como añade el comentario firmado por Poemarios, hay un lenguaje y un discurso que no es el que suele promover el majzén cuando recurre a estos tejemanejes. ¿Por qué lo ha consentido el majzén? Se me ocurren dos hipótesis: dada la situación, más vale no encender chispas y dejarles hacer hasta que pase el peligro de la ola; y la segunda, la de que, aunque el majzén no tengan el control de la movida, haya visto la manera de sacarle provecho para su causa anexionista.
¿Cómo? El haber aireado la noticia de la reunión, poniendo mucho énfasis en el protagonismo de los Ait Lahsen podría haber propiciado otra trifulca en el Sáhara y así dar fundamento a la principal barrera preventiva a la quedada de mañana de la población marroquí. Ese discurso al que me refería ayer con el que le dice a su opinión pública: si sois patriotas hay que volver a dejar a un lado las aspiraciones a un cambio de régimen o Argelia aprovechará el lío para azuzar al Frente POLISARIO y arrancarnos el Sáhara.
Las noticias que llegan desde el Sáhara ocupado es que las víctimas de la masacre de noviembre están con las espadas en alto. En un ambiente que está a la que salta el tribalismo puede también actuar como la espoleta de una carrera para no ser menos que los Ait Lahsen y a ver quién se cuelga esta vez la medalla de haber sido el valiente en echarse a la calle. Si con su tolerancia el majzén perseguía pinchar el orgullo guerrero tan a flor de piel de los beduinos, no les salió bien la jugada.
Es el momento de hacer una precisión. No es exacto decir, al menos basándose en las declaraciones de Mohamed Fadel Brahim, (obrero de la construcción y ex miembro del buró político del Polisario), que los Ait Lahsen se atribuyan el mérito exclusivo ni el liderazgo del plante del campamento de Gdaim Izik sino, simplemente, el haber sido el punto de arranque. La diferencia es evidente: el primer joven que se quemó a lo bonzo en Túnez en un ataque de desesperación ante la soberbia y la injusticia pasará a la historia como el héroe que encendió la mecha a la revuelta popular pero no como el líder que la organizó; y el que todo empezase por un puesto de verduras y hortalizas no impidió que la protesta que derribó a Ben Alí fuese algo más que una reivindicación del gremio hortofrutícola.
Como contaba en este diario, el propio Mohamed Fadel Brahim reconoció que a las tiendas de los suyos se unieron en un «Todos a una Fuenteovejuna» las de los saharauis de las demás tribus y que allí estuvieron aguantando el tirón todos juntos.
Lo que no entiendo en el comentario de Diáspora es esa alusión al censo español («las familias de Gdeym Izik eran esencialmente la gente del censo español»). ¿Es que hay saharauis que hayan quedado excluidos del censo español?
N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Ana Camacho, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, que también se puede leer en su página de internet, enarenasmovedizas. La fotografía de portada, Niños en los campamentos del Frente Polisario en Tinduf, es de Ricardo Aznar.