Mi Columna
Eugenio Pordomingo (2/8/2011)
La soledad de Zapatero es más que evidente, se le nota en la grietas -que no arrugas- de la cara. Los suyos, los que antes le adoraban, le van dejando de lado, aunque todos ellos son unos desagradecidos. Zapatero les ha dado a los suyos la oportunidad de hacer buenas las tesis de Laurence Peter, que más tarde se han condensado y conocido como el Principio de Peter, que consiste -resumido, para no cansar- en que cuanto más importante es el puesto vacante más incompetente (zopenco e iletrado) suele ser la persona que lo ocupará. Ya se sabe que los puestos eminentes son como las cimas de los peñascos, solo pueden llegar a ellos las águilas y los reptiles.
Rubalcaba es la nueva estrella. Es el nuevo «líder», hasta José Bono dice de él que es el más listo, el más guapo, el mejor.
Rubalcaba se ha quitado la corbata, como Sebastián, el ministro de Industria y Turismo, y deja su voluminosa y ostentosa flotilla de vehículos de gran gama, para conducir un pequeño coche, utilitario, de baja gama y encima de color rojo. Todo está muy estudiado.
Aparentemente, el candidato, el líder, va solo, sin escolta. De seguir así, dentro de unos días le veremos en la cola de algún comedor de Cáritas, y viajando en Metro -seguro que no sabe que ahora cuesta el doble para los que van sin bono-bus-: a él le da lo mismo. Ha mentido hasta la saciedad, hasta lo indecible, pero a pesar de esa leyenda de ´superlisto´ no da una.
Negó el GAL, y sabemos lo que pasó, aunque la sentencia exculpó a la X de Garzón. En 1996, los socialistas perdieron las elecciones siendo él Portavoz del Gobierno. Dos años después se lanzó a la arena apoyando a Joaquín Almunia que se enfrentó a Josep Borrell en unas primarias que perdió. Borrell no aguantó el tirón. Filtraciones a la prensa sobre él y ciertas amistades, le hicieron desistir. El artífice -uno de ellos- de la operación fue, según afamados periodistas expertos en el cotilleo político, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Alfredo continuó apoyando a Almunia, que se vio obligado a dimitir tras el desastre electoral del año 2000 frente a Aznar. Ese mismo año se celebró el correspondiente congreso del PSOE. Hubo cuatro candidatos, entre ellos Rosa Díez ¡como pasa el tiempo! Rubalcaba apoyó al candidato del aparato, o sea José Bono. Pero fue José Luis Rodríguez Zapatero, el leonés vallisoletano, el que se llevó la bolita de la suerte.
Más tarde, allá por el 2003, dirige la campaña electoral de Trinidad Jiménez, que compite con su primo, Alberto Ruiz-Gallardón, por la alcaldía de Madrid. Nuevo fracaso. Trinidad Jiménez, que había jurado que nunca abandonaría a los madrileños y que lucharía desde la oposición por ellos, cogió el petate, la chupa negra de cuero y alguna máscara de Guinea Ecuatorial, y se fue a Ferraz a esperar uno de los puestos a los que se refiere el Principio de Peter.
Siete años le bastaron a Rubalcaba para persistir en el error. Apostó de nuevo por Trinidad Jiménez como candidata a las primarias socialistas en Madrid, amenazando a su competidor, Tomás Gómez, y éste resultó vencedor, aunque después los ciudadanos de la Comunidad de Madrid no le respaldaron. Pero, Zapatero compensó su obediencia y le puso el fajín, salario y prebendas de ministra de Exteriores. Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado o empleada que es incompetente para desempeñar sus obligaciones, dixit Peter.
Hace menos de un año, el presidente Zapatero nombra vicepresidente primero a Rubalcaba, que ya era poderoso ministro de Interior, Sitel incluido. Las elecciones del 22 de mayo de ese año, son otro gran fracaso en su haber. Pero a él le da lo mismo. Con su matraz y probeta, hace las mezclas pertinentes creyendo que los del ágora son imbéciles.
Ha puesto en marcha todo lo necesario para ganar. Voluntad y ciertas habilidades no le falta. Espera que la economía le ofrezca un milagro, pero por si acaso él prepara frases, datos, encuestas, medios de comunicación afines y lo que haga falta. No creo que haya guerra de dossieres pues todos tienen un armario donde esconden alguna cosilla, incluso un faisán.
El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), que últimamente no da una, le ha dado un respiro que sus incondicionales blanden cual alfanje, soltando mandobles dialécticos a los escasos escuchantes. Pero la interpretación de esos datos muestra que casi un millón de los que votaron PSOE en 2008 han opinado que votarán al PP, con Mariano o sin Mariano.
Casi otro millón de votantes socialistas en las últimas elecciones generales se van a ir a la abstención o al voto en blanco. Suma y sigue. Se espera que IU, UPyD, el Foro de Asturias de Francisco Álvarez Cascos, la formación de Revilla, el ex presidente cántabro, el de las anchoas, y los independentistas vascos, gallegos y catalanes, succionen lo suyo a los socialistas.
¿Qué le va a quedar a Rubalcaba?
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