España
Diego Camacho (16/5/2013)La Batalla de Guadalete
Ha resultado clarificadora, por si alguien todavía dudaba, la reacción de la Generalidad ante el informe del CNI que propone expulsar de España al marroquí, con pasaporte español, Nouredine Ziani. Según el servicio de inteligencia, Ziani trabajaba para el servicio secreto marroquí a la vez que hacía proselitismo entre los emigrantes para que se adhirieran a la causa independentista catalana. Los del CDC actúan como hacían los franceses en el siglo XVI, que no dudaban en aliarse con el turco con tal de crearle a España problemas. Su ceguera les impide percibir que las dificultades se las están creando ellos mismos al animar a la propagación del integrismo islámico en Cataluña, con tal de lograr la secesión de España. Caso de no funcionar esta opción podrían plantear a sus socios de UNIÓ una tercera vía, solicitar al sultán de Marruecos que les aceptara como Estado libre asociado, para que sus emigrantes marroquíes fueran felices y estuvieran más integrados en Cataluña.

El asunto planteado por el CNI viene de lejos y este episodio es la consecuencia de tantos años de incompetencia, desidia y cobardía de los gobiernos del PP y PSOE al hacer dejación de funciones en lo referido a las relaciones bilaterales con Marruecos y permitiendo que fuera la jefatura del Estado la que marcara las pautas y los tiempos.

El sultán se ha limitado a aprovechar la situación que se le ofrecía, gracias a la frivolidad de su “primo”, para meternos una 5ª columna que podrá actuar cuando sea necesario, como ya perciben con nitidez los españoles que viven en Melilla, Ceuta o Reus.

Un súbdito marroquí, según la Constitución del país vecino, debe lealtad al sultán desde que nace hasta que muere. No puede renunciar a su nacionalidad y en caso de faltar a esa lealtad es reo de alta traición pudiendo ser condenado a muerte. La monarquía alauí, teocrática y feudal, no sólo castiga al implicado en deslealtad sino también a su familia y amigos. Con esas premisas legales, no es exagerado pensar que cualquier marroquí que obtenga la nacionalidad española seguirá siendo leal a su señor. Conceder por lo tanto facilidades a los marroquíes para establecerse como españoles, es asegurarles todas las ventajas sin ninguna obligación, dislate ejecutado por el Gobierno español en virtud de la excelente relación existente entre ambos Jefes de Estado. Aunque el sultán también da pruebas de su buena voluntad y generosidad al regalar un chalet en Tánger al ex presidente Felipe González.

El asunto Ziani trasciende el ámbito catalán para circunscribirse en el de la seguridad nacional y como tal debe de ser tratado por el Consejo de Ministros. Sería magnífico que el Presidente del Gobierno estuviera a la altura de su responsabilidad en este contencioso y no recreara el papelón de Don Julián con el moro Muza en el siglo VIII . Su trayectoria como continuador de la política de ZP, tanto hacia ETA como hacia el independentismo catalán me hace esperar lo peor, es decir lo actual.

N. de la R.
El autor es coronel del Ejército, diplomado en Operaciones Especiales, licenciado en Ciencias Políticas y escritor.