España/Marruecos/Sáhara Occidental
Javier Perote (13/8/2017)
Doña Ana se ha bajado al moro. No es la primera, otros antes que ella lo ha hecho.
Y quién c—-s es doña Ana se preguntará la gente. Y tienen razón, ha pasado el tiempo y ya está olvidada. Pero yo se lo recordaré: Es doña Ana Palacio, aquella ministra con lengua de trapo de los tiempos de Aznar que tanto nos hacía reír cuando se ponía a hablar; no había quien la entendiera. Pero a ver quién se lo decía. No por nada, pero es que te exponías a que te lo repitiera otra vez. Yo, en una ocasión se lo dije, pero por carta: desde que está Vd. en el Gobierno tengo la precaución de tener siempre listas todas las grabadoras, DVD, RWD, Mps y demás cachivaches para que nada más aparecer Vd. en pantalla se pongan a funcionar asegurándome de que no voy a perder ni una de sus palabras o de sus gestos que me ayuden a descifrar lo que dice.
Hasta la guerra de Perejil, nadie había reparado en ella, ni siquiera por sus famosos trabalenguas. Pero fue a partir de entonces cuando cambió su vida: se hizo amiga de aquel grandullón, Secretario de Estado, Colin Powell, que en la tele explicaba muy bien cómo las bombas inteligentes acertaban inexorablemente en el blanco.
Y siendo tan grandullón este americano, ¿por qué le llaman Colin?, no paraba de preguntarse Ana.
¡Vamos que…. en lo qué se ha ido a fijar esta mujer!
Los de Colin le habían ganado la guerra a Sadam Husseim con aquellas inteligentes bombas, una de las cuales fue tan lista que consiguió colarse en un refugio y mató de golpe a más de mil personas allí cobijadas. En cuestión de técnica no tienen rival los americanos, se dijo. Y a partir de ese momento tuvo claro cuál sería su futuro: donde está la técnica está el poder y donde hay poder hay dinero; cogió el avión y se fue a América. Y en eso está, aunque ella lo desmiente en un artículo: no he «fichado» por Marruecos, dice. Pero forma parte del Consejo Asesor del Grupo Marroquí OCP, primer productor global de fosfato, con reservas que superan el 70 % de los depósitos mundiales estimados. OCP opera en el territorio del Sáhara Occidental a través de su filial Phosboucraa que representa aproximadamente el 6 % de la cifra de negocio del grupo y el 1,6 % de sus reservas. Y todo esto sin fichar como ella dice. Anda que no es lista la tartamuda, sólo falta que le regalen el Sáhara.
Cuando Perejil, doña Ana vivió días de gloria. Estuvo muy firme en su puesto de mando y plantó cara a los marroquíes no consintiendo que las cabras moras comieran hierba española. No diré que la guerra se ganó gracias a ella, pero qué los moros estaban escocidos por su intervención, seguro. Solo así se explica el cabreo del moro Bennaiassa, Ministro de AAEE, y el plantón que le dio a nuestra Ana. No se ha recuperado la pobre. Ahora la tenemos en Rabat sentada en las rodillas de MoHamed, a quien trata de convencer de que el Sáhara Occidental pertenece a Marruecos (MoHamed no se lo cree) y además le explica su receta secreta del auténtico cuscús de fosfato. Falta que la entienda.
Es fácil: se va uno al desierto, se coge un saharaui que ande por allí despistado, se le despoja de todo el fosfato que tenga adherido y se le estruja hasta hacerle fosfatina. Quien dice un saharaui, dice dos, o tres o cientos o miles, y en eso está doña Ana. Desde Perejil, en apenas unos pocos años ha subido como la espuma; un codazo por aquí otro por allá y la tenemos elevada a jefa de todo el fosfato que han mangado a los saharauis. Algunas no llegan a esto ni haciendo la carrera.
En la mañana del 18 de julio de 2002, cuando doña Ana se había arrancado a hablar y ya iba embalada no la dejaron terminar su gloriosa, frase metiéndose por el medio el minisTrillo: Al alba, con fuerte viento de levante, en popa a toda vela… ¡viva Honduras!
N. de la R:
El autor es Coronel del Ejército, escritor y activista en defensa de los Derechos Humanos y la libertad del pueblo saharaui.