Mi Columna
Eugenio Pordomingo (8/10/2009)eugenio
Con los asuntos de Guinea Ecuatorial, uno nunca sale del asombro. De un tiempo a esta parte, la verdad es que vamos viendo alguna que otra noticia referida a la ex colonia española, pero algunas es que son para correr y no parar. Hoy, por ejemplo, casi nos da un pasmo, leyendo la entrevista -vamos, las respuestas- que el digital «La provincia.es» le hace a Pedro Ondo, ministro de Economía, Comercio y Promoción Exterior de Guinea Ecuatorial.

La entrevista va titulada así: «España debe liderar la inversión europea en Guinea«. El ministro de Obiang Nguema se encuentra en Canarias para «invitar a los empresarios isleños a participar en el desarrollo de la que fue hasta 1968 colonia española», se dice en el texto.

El tal Ondó se  queja de que no van empresarios españoles a Guinea Ecuatorial. Dice el ministro que «nosotros recibimos muy bien a todo el que quiere acercarse a nuestro país». Es cierto, el recibimiento suele ser bueno; lo malo es la salida.  

Se queja el ministro de alguna dificultad que tuvo en el aeropuerto al llegar a Canarias y dice que va a presentar una queja al Gobierno de España. Su derecho le asiste.

Y lo peor es que le harán caso, y posiblemente le concedan una indemnización, le den un piso de Protección Social o la residencia si la pide, lo que sea… O, tal vez, sancionen a los empleados del aeropuerto y abran expediente a algunos funcionarios. Mientras, en Guinea Ecuatorial pueden encarcelar, torturar y hasta matar a guineanos y españoles y no pasa nada. Bueno, si pasa, que encima a los que denuncian eso tratan de humillarlos, cuando no les «pinchan» los teléfonos y demás cosillas…

Usted, señor ministro, miente más que defeca. Como su jefe. Mire, a Guinea sólo pueden ir las multinacionales a sacar petróleo y gas, pues saben que en caso de que les intenten  «mojarles las orejas» acuden los «marines» estadounidenses o los «boinas rojas» franceses; la legión, no, pues está muy ocupada en las zonas hortofrutícolas de Afganistán haciendo labores propias de ONGs.

Habla el ministro de que España está haciendo esfuerzos por mantener unas «relaciones que nunca debieron perderszapatero-y-obiange». Pero, ¡coño!, si entrasteis en La Moncloa en la etapa del presidente Felipe González con pistolas y metralletas y Leopoldo Calvo Sotelo, otro presidente español, tuvo que salir de Malabo antes de lo previsto, pues cuando paseaba al atardecer, con parte de su séquito, por la bahía de la ciudad, unos «guripas» de Obiang le obligaron a punto de mosquetón a meterse en la cama.

Las loas al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y Manuel Fraga no tienen desperdicio. Y con descaro habla el ministro de la protección de las inversiones  españolas del acuerdo que España y Obiang Nguema han firmado.

Afirma el citado Ondó que no entiende cómo España ha considerado a Guinea  «zona de alto riesgo»; pues, mire señor ministro, porque ocultar eso sería la desvergüenza padre. Aparte, de que esa «categoría» se la ganan ustedes a pulso y con méritos obrados. La banca, instituciones europeas, españolas y organismos internacionales, son los qaznar-con-oniangue la otorgan, pero repito, ustedes se lo ganan a pulso.

Allí, en su tierra, ha habido muchos, muchísimos, empresarios y profesionales españoles que han sido maltratados, expoliados, saqueados y agredidos -cuando no asesinados-  y nunca, nunca, han hecho nada por averiguar el caso. Ya no digo resolver a favor. Digo, simplemente, escuchar, contestar a un escrito.

Pero, lo peor no es eso; lo peor es que aquí, en España, ha sucedido otro tanto. Desde el presidente del Gobierno (el que sea), pasando por el Senado, Congreso de los Diputados, Tribunal de Cuentas, Fiscalía Anticorrupción, etc., etc.,  nadie contesta o se inhibe o en dos renglones te dice «archivado» o «sobreseido». Se me olvidaba mencionar la actitud del Defensor del Pueblo, don Enrique Múgica Herzog -con nombre y apellidos-, pero no me extraña después de lo manifestado por el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, que le acusa a él y al PSOE de haberle propuesto cambiar por la fuerza al presidente Adolfo Suárez por un militar…

Bajo el prisma del negocio,  del todo vale por el negocio, Gobierno y algunos medios de comunicación se afanan en ocultar las innumerables atrocidades que lleva a la práctica el régimen guineano. Y no se ocultan sólo las que padecen los ecuatoguineanos, sino las cometidas contra los españoles. ¿Acaso nuestras autoridades  han hecho algo por esclarecer las muertes de la monja Carmen Samenrique-mugicaaranch Kimer, acaecida en 1983; o la del empresario Antonio Martínez Lister en 1995; o, la más reciente, de la cooperante Ana Isabel Sánchez Torralba en 2003?  ¿Acaso, los sucesivos gobiernos españoles, han hecho algo acerca de las reiteradas denuncias de expolios habidos contra intereses privados españoles en Guinea Ecuatorial?

Mi consejo es que no acuda ningún empresario español o de otra nacionalidad a invertir en Guinea Ecuatorial, si es que quiere mantener su integridad física y síquica, además del dinero… Si echa en saco roto lo dicho aquí, tarde o temprano se arrepentirá.

Si alguien no está de acuerdo con lo expuesto, estoy dispuesto a debatir en público. Y si alguien considera que atento contra sus derechos y opta por demandarme, ya sabe, en el frente de Gandesa, primera línea de fuego.