El fin del sueño brasileño
Río de Janeiro (Brasil)
Santiago Pérez (19/8/2015)
Brasil vivió un sueño, un intenso verano que se prolongó por algo más de un decenio. Crecimiento de tasas chinas, reducción de la pobreza, ampliación de la clase media y, posiblemente lo más resonante, protagonismo político internacional. El súper ciclo de las materias primas y el boom de liquidez internacional alimentaron la economía del gigante sudamericano. Si bien la coyuntura global fue un factor determinante en el éxito del modelo, también existieron méritos locales. Sería de necios negarlo. Estabilidad macroeconómica, inflación relativamente baja (siempre en un dígito), superávits gemelos y un gobierno que aplicó un programa moderado. A diferencia de otras experiencias regionales, el ejecutivo nunca obstruyó adrede el libre funcionamiento del por entonces dinámico sector privado local. En efecto, durante todos estos años Brasil fue un excelente sitio para invertir, hacer negocios y, por sobre todas las cosas, ganar dinero.