El inquietante patriotismo del embajador Cajal
Sáhara Occidental
Ana Camacho (14/1/2010)
Los marroquíes deben de estar que trinan y han pedido a sus peones en España que hagan algo para acabar con el para ellos maldito efecto Haidar, que se movilicen o…No hay otra explicación para que un embajador como Máximo Cajal se pringue de forma tan poco fina y elegante con los más rancio del argumentario de los sultanes alauitas, haciendo suya incluso la artillería con que la diplomacia marroquí hizo pinzacon el Reino Unido contra la España de Franco en la cuestión de Gibraltar con la esperanza de que, atornillando por ese lado (menuda obsesión la de la diplomacia franquista con La Roca, decían), el Sáhara, Ceuta, Melilla e, incluso las Canarias caerían como fruta madura en su cesta de la reivindicación de un gran Magreb.