Ismael Crespo (27/2/2008)
El esperado primer debate televisivo en España, confirmó todas las expectativas: tanto Rodríguez Zapatero como Rajoy ofrecieron los mismos argumentos manejados en sus actos públicos. Pero mientras Mariano Rajoy tiene corto recorrido en la intención de voto (¿del 39 al 41 por ciento?), Rodríguez Zapatero podría mover mucho el tablero para encontrarse con una movilización de última hora capaz de subir la participación y romper así la rutina de esta tediosa campaña, señala.

LA PRECAMPAÑA ELECTORAL EN ESPAÑA SE DESPEDÍA con un hecho anecdótico y un escenario de competición muy parejo, o al menos eso parecía desprenderse de los datos de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

“Si la precampaña apenas había modificado el panorama, ¿lo hará la campaña?”. Las palabras susurradas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zpatero, al periodista Iñaki Gabilondo y captadas por un micrófono que se había quedado abierto –(…) vamos bien (…), pero hay que mantener la tensión (…)–, fueron interpretadas por la oposición (Partido Popular) como reveladoras del supuesto carácter confrontacional del candidato del partido socialista (PSOE).

Una interpretación afín a los intereses electorales de Mariano Rajoy, pero que simplemente revela lo que ya comenté en estas páginas hace unas semanas: el PSOE es consciente que la movilización final es clave en el resultado electoral del 9 de marzo.


UN ESCENARIO COMPETITIVO… INALTERABLE

“Estamos ante un comienzo de competición muy rutinario, quizá el más previsible de la democracia. Candidatos y partidos apenas se mueven de las posiciones conocidas” Para añadir más leña al fuego, y coincidiendo con las palabras del presidente y la interpretación de las mismas por la oposición, se dio a conocer la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre intención de voto, que pronostica un resultado muy ajustado y un casi empate en número de diputados. Una encuesta que más allá de las estimaciones del CIS, nos muestra un panorama de competición que apenas se ha modificado desde los datos dados a conocer en noviembre por este mismo instituto demoscópico.

Y es que el funcionamiento del mercado electoral, al igual que sucede en el mercado bursátil, ya había descontado con anterioridad, sobre la base de predicciones, tanto electorales como económicas, los principales sucesos de la precampaña electoral. Y si la precampaña apenas había modificado el panorama, ¿lo hará la campaña?

Rajoy hizo que el presidente acabará pareciendo el candidato. Fue el giro que cambió la previsibilidad del debate”. Estamos ante un comienzo de competición muy rutinario, quizá el más previsible de la democracia. Candidatos y partidos apenas se mueven de las posiciones ya conocidas. Desgranado el programa electoral en precampaña, ahora nos encontramos con una sesión ininterrumpida de mítines (Rajoy hace hasta tres bolos diarios) con escaso impacto comunicacional (hasta el momento).

Tanta esperanza se ha puesto en el primer debate, que, mientras éste se realiza, partidos y candidatos apenas nos enseñan nada nuevo. Quince años de espera, son muchos, es cierto, pero, ¿dará el debate para tanto, o nos encontraremos más de lo mismo?

LA SONRISA HELADA DE ZAPATERO Y EL RECURSO A AZNAR DE RAJOY
Y llegó el día del debate. Éste confirmó todas las expectativas y predicciones en cuanto a los contenidos: ambos candidatos ofrecieron los mismos argumentos (y datos) que han manejado en sus actos públicos o en sus intervenciones en los medios.

El presidente, además, buscó el refuerzo y la movilización de su electorado de 2004 a través de la buena imagen que sabe que tiene, aunque esta vez la sonrisa se le quedó helada. “Rajoy sabe que el recorrido de su candidatura es muy corto, apenas un poco más que lo que ya tiene, mientas que el de Rodríguez Zapatero todavía es largo, más tras el debate”.

Rajoy repitió la misma táctica que tan buen resultado le dio a José María Aznar frente a Felipe González en 1993: hizo que el presidente acabara pareciendo el candidato, defendiéndose de las argumentaciones críticas de su adversario. Éste fue el giro que cambió la previsibilidad del debate.

Un ataque comedido, con manejo de cifras oficiales, que garantizó al candidato opositor si no el triunfo, que era algo casi imposible por la polarización del electorado (todos contra el PP), al menos sí la consistencia en sus posiciones de partida.

Rajoy no habrá ganado muchos nuevos adeptos esa noche, pero seguro que tampoco perdió a ninguno; cuestión ésta que no se puede decir de Rodríguez Zapatero.

LAS BONDADES DE LA RUTINA
La rutina les va bien a todos; a Rodríguez Zapatero, porque sigue con su campaña de imagen y discurso hueco que tanto entusiasma a sus seguidores, y que mantenía a su partido antes del debate en 2,4 puntos por encima del Partido Popular.

A Rajoy, porque sabe que el recorrido de su candidatura es muy corto, apenas un poco más que lo que ya tiene ¿del 39 al 41 por ciento?, mientas que el de Rodríguez Zapatero todavía es largo, más tras el debate, y sólo faltaría mover mucho el tablero para encontrarse con una movilización de última hora por intentar romper la rutina que a todos nos embarga en esta tediosa campaña.


N. de la R.

Ismael Crespo Martínez es Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Es Profesor Titular de Ciencia Política en la Universidad de Murcia y Director del Departamento de Comunicación Política e Institucional del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. Ha trabajado como consultor para universidades, instituciones y gobiernos regionales y nacionales en España, México, Argentina, Brasil, Costa Rica y Perú. En la actualidad es asesor principal de la Escuela Electoral del Perú y Director del Doctorado en Política y Gobierno de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Entre 1997 y 1999, fue Director de Investigación del Centro de Investigaciones Sociológicas. En 2000 fue nombrado Director General de Universidades del gobierno español, y posteriormente, en 2002, creó y dirigió la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación.

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