Baltasar Pérez (30/5/2008)
El Centro de Investigaciones Sociológicas ha hecho público los esperados resultados del primer barómetro electoral, realizado tras las elecciones del 9 de marzo de este año. La encuesta se llevó a cabo en la última semana de abril. A pesar de que el Partido Popular había entrado en crisis, todavía los casos de María San Gil y José Antonio Ortega Lara, entre otros, no habían tenido lugar.
De acuerdo con los datos aportados por el CIS, la distancia entre el PSOE y el PP, en esta «fotografía» sociológica, es de 6 puntos, más o menos, el doble de la que se dio en las últimas elecciones generales. Por otro lado, tan solo el 36,8 por ciento de los que declaran haber votado al PP valoran como buena la labor de la oposición.
La intención de voto en las fechas en que se realizó la encuesta nos ofrece una franja de 16 puntos entre los que opinan que votarían al PSOE y al PP, a favor del primero.
Estos datos han caído como un jarro de agua fría entre los sectores cercanos a Mariano Rajoy, ya que confiaban que la «sonrisa» y el «buen rollito» con los partidos periféricos (nacionalistas) les iban a añadir una riada de votos.
Las encuestas que con ansiedad todos esperaban, han provocado más destrozos que una bomba de racimo en los pisos altos de Génova 13. Menos mal que el CIS, caritativo en estos aciagos días, le ha dado a Mariano Rajoy un 4.24 en valoración personal (no aprueba), superior a la que tenía en la última encuesta.
La pérdida de confianza entre los votantes del PP es muy significativa, pues sólo consigue el 20,5 por ciento; mientras que la desconfianza llega al 75 por ciento de los encuestados. Por lo que respecta a las personas que declaran haber votado al PP, un 36,8 por ciento valoran como «buena» o «muy buena» la labor de oposición de Mariano Rajoy.
Un escalofrío recorre las espaldas «no mojadas» de los nuevos jerifaltes del PP. ¿Qué datos daría ahora el CIS, tras los nuevos «sucesos» de María San Gil, José Antonio Ortega Lara, Alejo Vidal Cuadras, el artículo de Gabriel Elorriaga y las «movidas» de Alberto Ruiz-Gallardón?
Para terminar de hundir a Rajoy y a otros muchos del PP, sólo faltaría que alguien se atreviera a «salir del armario», que se hicieran públicas algunas de las cintas grabadas por orden judicial en la «Operación Malaya», que «reviviera» algún hermano presuntamente gallecido de un líder popular, o que se descubriera algo de la «ruta Canadá»… Sería el acabose.