espacioseuropeos.com (23/6/2008)
El líder de la oposición en Zimbawe, Morgan Tsvangirai, se retira de las elecciones en el país africano debido a las «presiones» del presidente Robert Mugabe. Tsvangirai declaró a los medios de comunicación que «Mugabe ha declarado la guerra y nosotros no vamos a ser parte de ella».

Tsvangirai, líder del Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), decidió no participar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Zimbawe, debido al peligro de guerra civil. De esta forma, el opositor a Mugabe da por terminada una etapa de más de tres meses de agresiones contra sus militantes, que ha causado más de 86 muertos, 10.000 heridos y más de 200.000 huidos.

La brutalidad, la violencia y la falta total de libertades han salido victoriosas en Zimbawe. De esta forma, Mugabe continúa siendo presidente durante los próximos cuatro años, ya que su candidatura política es la única que se presentará a los comicios.

Tsvangirai, en rueda de prensa televisada en directo, manifestó que «en el MCD no podemos pedir a nuestros seguidores que voten pues eso les podría costar la vida. Hoy es imposible celebrar elecciones libres y justas en Zimbawe», opinión que parece compartir gran parte de la comunidad internacional.

Tras realizar estas declaraciones, Morgan Tsvangirai, pidió ayuda a la ONU y a la Unión Africana para poner fin al «genocidio  que se está viviendo en Zimbawe».

La reacción no se ha hecho esperar. Washington y Londres (ex potencia colonial) han condenado la campaña de intimidación y agresiones de Mugabe, anunciando que  el Consejo de Seguridad de la ONU podría tomar algunas medidas.

Mugabe está en el poder desde 1980; desde esa fecha ha conseguido situar a su país en la cola en lo que se refiere a inflación, renta per capita e inseguridad jurídica. La carencia de petróleo y una política similar, ha echado a Mugabe en los brazos de Obiang Nguema.

Zimbawe era conocida como la «despensa de África», pero se ha convertido en uno de los países más corruptos y pobres del mundo. Las reformas económicas que Mugabe llevó a cabo, expropiando fincas de los colonos para «entregarlas a los negros más pobres», no ha sido más que un acto mediático y electoralista, ya que en su mayor parte esas fincas han ido a parar a sus familiares y seguidores.

Una vez más, afirmamos que esto sucede debido a que la llamada «comunidad internacional» lo consiente, cuando no lo alienta.