espacioseuropeos.com (17/9/2008)
El 12 de julio de 2002, Celestino Okenve Nsué, representado por el abogado Víctor Hortal, y un grupo de españoles, interpusieron un «recurso contencioso-administrativo» ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo, pidiendo «amparo Judicial -entre otras cosas- por la inactividad Administrativa del Gobierno español», los firmantes de ese recurso se dirigieron también al embajador de la República de Guinea Ecuatorial en España.
En el ministerio de AA.EE., que dirigía en esas fechas Ana de Palacio tuvieron conocimiento de la misiva dirigida al Presidente de la República de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema.
La demanda interpuesta insta a Obiang Nguema «a que ordene el ejercicio de la acción penal que corresponda para denunciar y, en su caso, sancionar las conductas de ser calificadas como torturas y cuya autoría atribuimos a las siguientes personas…». El escrito relaciona a diecinueve ecuatoguineanos, entre las que destacan Armengol Ondó Ngu (hermano del Presidente), Manuel Nguema Mbá (ministro de Interior), Diosdado Nguema EyÍ (Teniente Coronel del Ejército y Jefe Superior de Policía de Bata; muerto en extrañas circunstancias), Cayo Ondó Mbá (Comandante-Jefe de la Gendarmería Nacional), Antonio Obama Ndong (General del Ejército).
A pesar de la gravedad de la denuncia, y otras que se sucedieron, la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Ana de Palacio, viajó a Guinea Ecuatorial en noviembre de 2003 para entrevistarse con Obiang y recibir de sus manos la más alta condecoración de la República de Guinea Ecuatorial. El pretexto del viaje fue que se iba a crear un centro de enfermedades tropicales único en la zona. Sólo promesas, pues el centro no se ha construído hasta ahora.
De todo lo que se dijo y prometió en favor de la democracia, contra la pobreza y por el estado de los derechos humanos o la sanidad, nada hubo.
El escrito-denuncia dirigido al presidente Teodoro Obiang Nguema fue conocido por Ana de Palacio. Con fecha 4 de septiembre de 2002, se dirigieron a ella los mismos firmantes de la denuncia, «a través de la representación diplomática en España, a quien hemos hecho entrega personal, en la mañana de ayer, del escrito en el que formulamos la pretensión. Con este acto jurídico denunciamos las torturas y malos tratos sistemáticos que están sufriendo ciudadanos ecuatoguineanos, cuyo episodio más reciente ya se ha cobrado tres vidas, con método a cual más ignominiosos».
Los denunciantes ponían, asimismo, en conocimiento de la ministra «la desaparición forzada de personas con práctica igualmente sistemática y denunciamos habeas corpus en protección judicial de las personas desaparecidas. Y de la misma forma pedimos que se apliquen las normas internacionales que regulan las privaciones de libertad de adultos y menores, junto con la adopción de una serie de medidas tutelares y de resarcimiento».
La intención y nobleza de los firmantes de este escrito queda así plasmada: «El propósito de la acción que ejercemos con el escrito adjunto es el de hacer factible a los ciudadanos de Guinea Ecuatorial, un sistema de garantías jurídicas que aseguren el respeto y la protección genuina de sus derechos más esenciales, y el único modo de llevarlo a cabo in situ es flanquear el acceso a la jurisdicción a una jurisdicción tutelar y efectiva. Más para ello, con los antecedentes de todos conocidos es fundamental el soporte y el control internacionales. La ayuda pública española, en este sentido, será de enorme valor. Sugerimos, pues, como un inicio muy estimable de esta contribución el que el Embajador en Malabo, se interesara por la marcha del asunto con el mantenimiento de información al respecto continua y detallada».
Las visitas de las ministras Ana de Palacio y Ana Pastor, así como los encuentros entre el ministro de Economía de Guinea Ecuatorial y su homónimo por entonces, Rodrigo de Rato y Figaredo, no parece que hicieran mucho por atender las peticiones de los firmantes de essos escritos. Es más, a pesar de que los medios de comunicación españoles, se mostraron muy parcos en ofrecer información, esas visitas y encuentros fueron muy agradables y productivos para ambas partes. Incluso, la ministra Ana de Palacio, fue galardonada con la más alta distinción de la República de Guinea Ecuatorial.
A pesar del aparente talante democrático y locuaz de Ana de Palacio, su etapa como ministra de AA. EE. se caracterizó por un apoyo sin fisuras a Obiang Nguema, de hecho durante más de cuatro años fue incapaz de responder a denuncias que empresarios españoles habían puesto en su conocimiento sobre agresiones y expolios ocurridos durante su estancia en la ex colonia española.