espacioseuropeos.com (19/10/2008)
Más de 20.000 policías y guardias civiles se han manifestado ayer sábado en Madrid bajo el lema «por la dignidad económica y profesional», exigiendo su equiparación con los de los agentes autonómicos. La concentración se realizó a pesar de las presiones y amenazas de s

anciones que el Ministerio de Interior y la Dirección General de la Guardia Civil ha hecho sobre los miembros de la Benemérita que pudieran asistir a la manifestación.

Los sindicatos policiales afirman que el número de agentes que han asistido a la manifestación ha sido de unos 25.000, mientras que Interior rebaja la cifra hasta los 7.000. En cualquier caso la asistencia ha sido considerada un éxito y una llamada de atención muy seria al Gobierno.

Grandes pancartas, en las que se podía leer, «Rubalcaba súbenos la paga» y «Rubalcaba Pinocho», encabezaban la marcha, que transcurrió sin incidentes, aunque el malestar de los asistentes era evidente. La

manifestación se inició en la glorieta madrileña de Rubén Darío, y tuvo su momento más tenso ante la sede del ministerio de Interior, donde hicieron estallar una traca, coreando a continuación y durante varios minutos «Rubalcaba, dimisión».

Durante todo el recorrido de la manifestación, fue evidente la presencia de miembros del Servicio de Información de la Guardia Civil y de la Brigada de Información de la Policía. También -según fuentes de los sindicatos convocantes- se notó la presencia de agentes del CNI (Centro nacional de Inteligencia) que, en más de una ocasión, fueron sorprendidos haciendo fotografías y grabando videos.

La Dirección de la Guardia Civil había advertido que la Ley de Derechos y Deberes de los miembros de este cuerpo prohíbe que los agentes convoquen, dirijan o participen, individual o colectivamente, en actos políticos o sindicales.

Ayer mismo, el director de la Policía y la Guardia Civil, Javier Velázquez, amenazó acerca de la posibilidad de expulsión de los g

uardias civiles que se manifestaran, añadiendo que «cualquier acto que sea sancionado con falta muy grave podría llevar consigo cualquier tipo de sanción».

Esta amenaza hizo que la Unión de Oficiales de la Guardia Civil decidiera no participar en la manifestación, ya que no quieren «entregarse como rehenes a Interior». Por otro lado, este colectivo denuncia «presiones intolerables (…) Las coacciones generales que se están realizando son especialmente graves e intensas sobre los representantes de los oficiales».

Además de la equiparación salarial con los agentes autonómicos, los manifestantes exigían la conciliación de la vida laboral y familiar, ascensos basados en «garantías democráticas», regular la «segunda actividad y reserva activa», «garantías jurídicas mínimas» en el desarrollo de su actividad profesional y «respeto profesional».