obama-22Alberto Priego (2/2/2009)
PARA EL ACTUAL PRESIDENTE de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, Afganistán ha sido siempre una prioridad; antes de ser nominado candidato demócrata, durante la campaña electoral y una vez fue nombrado presidente.

La elección de Obama ha abierto la esperanza a la pacificación en Afganistán arrojando luz a la complicada situación que vive el país Pastún. Sin embargo, no podemos hablar de una política de rendición sino más bien de palos y zanahorias, en la que hay gestos de mano tendida y gestos de coacción.

ANTES DE SER PRESIDENTE
En 2007, «Obama afirmó estar a favor de intervenir militarmente en Pakistán aun cuando no se contara con el consentimiento de Islamabad» el presidente Obama irrumpió como un ciclón en el espectro político internacional con declaraciones revisionistas sobre las relaciones con Pakistán y Afganistán. Un buen ejemplo fue el discurso realizado en la Woodow Wilson, que iba a marcar sus líneas maestras en política exterior. Allí Obama calificó de error grave el haber dejado escapar a los principales dirigentes de Al Qaeda cuando estos se reunieron en Pakistán en 2005. Los servicios secretos de Estados Unidos advirtieron a la Administración Bush de dicho encuentro y el ejecutivo decidió no actuar para no dañar sus relaciones con el presidente Musharraf.

En una línea muy similar, durante el debate sobre política exterior con la ahora Secretaria de Estado, Hillary Clinton, el presidente Obama afirmó estar a favor de intervenir militarmente en Pakistán aun cuando no se contara con el consentimiento de Islamabad. «La llegada de Obama ha supuesto una continuidad con la segunda Administración Bush«. Su postura, mucho más dura que la que entonces mantenía la ex Senadora por Nueva York, sorprendió a todos por romper la dinámica que hasta entonces había marcado las relaciones entre Pakistán y Estados Unidos: a partir de ahora habría ayuda condicionada.

Estas declaraciones que pueden ser calificadas como palos, contrastan con otras (zanahorias) en las que el presidente Obama se manifestaba a favor de dialogar con países como Irán, Siria o Corea del Norte. La combinación de palos y zanahorias se muestra como efectiva ya que favorecen el entendimiento al tiempo que condiciona las conductas de los Estados.

UNA ADMINISTRACIÓN TAN O MÁS DURA QUE LA ANTERIOR
La llegada de Obama a la Casa Blanca ha supuesto una continuidad con «El nuevo ejecutivo norteamericano está estrechando el cerco sobre el presidente afgano al que se culpa del tráfico de drogas en el país», la línea mantenida por la segunda Administración Bush, sobre todo en sus últimos meses. Así, mientras se ha tendido la mano a los gobiernos de Zardari y Karzai también se ha mostrado implacable con asuntos como la corrupción, el tráfico de drogas o la colaboración con los terroristas. Analicemos estos puntos con detalle.

Por un lado, podemos afirmar que la nueva Administración se muestra tan dura o más que la saliente Administración Bush ya que, por ejemplo, se han mantenido los ataques con misiles a las zonas fronterizas que albergan milicianos de Al Qaeda. Precisamente, hace pocos días un ataque con misiles acabó con la vida de Khalil Dawar y de cuatro terroristas en la aldea Mir Ali (en Waziristán Norte).

«La nueva Administración está dispuesta a llevar a casif-ali-zardari-presidente-de-afganistanabo una política dura, contundente y resolutiva en Afganistán». Además, el nuevo ejecutivo norteamericano está estrechando el cerco sobre el presidente afgano al que se culpa del tráfico de drogas en el país. De hecho, sobre este asunto se ha señalado al hermano de Karzai como máximo responsable del narcotráfico afgano. Por ello, la flamante Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha calificado a Afganistán como narco-Estado lo que supone un hecho sin precedentes, ya que la Administración Bush había sido más suave con el presidente Karzai. En esta misma línea debe ser enmarcada la promesa del presidente Obama de aumentar hasta 30.000 el número de efectivos desplegados en Afganistán, reforzando principalmente la zona de Helmand donde se produce casi el 50 por ciento del opio mundial.

RICHARD HOOLBROKE, O LA ZANAHORIA
Por otro lado, Washington ha acogido a una delegación compuesta por tres ex ministros (Abdullah Abdullah, Ashraf Ghani y Ali Ahmad Jalali) y el actual gobernador de Nangahar, zona donde se encuentran las tropas americanas, Gul Agha Sherzai.  Cualquiera de estos hombres podría ocupar el sillón presidencial afgano por lo que dichaafganistan visita se trata de un toque de atención al presidente Karzai que tendrá que renovar su mandato el próximo verano boreal.

«Jaap de Hoop Scheffer afirmó que era más peligrosa la corrupción que la insurgencia». Por estos motivos se puede afirmar que la nueva Administración está dispuesta a llevar a cabo una política dura, contundente y resolutiva en Afganistán. Sin embargo, no todo serán palos, sino que también habrá zanahorias.

Para ello el presidente Obama ha planteado el envío de un veterano en la resolución de conflictos como es Richard Hoolbroke, que fue clave en la arquitectura de los acuerdos de Dayton. El nombramiento de Holbrooke tiene unos elementos particulares que deben ser destacados. El primero es que aunque se está hablando de Hoolbroke como enviado a Afganistán se trata de un representante para Afganistán y Pakistán haciendo la diferencia entre los dos países y reconociendo las particularidades de ambos Estados.

El segundo de los elementos es la búsqueda de una estrategia holística que comprenda tanto aspectos relativos a la seguridad como, y aquí viene la novedad, aquella relacionados con las condiciones socioeconómicas de los afganos. En buena medida se busca romper el círculo vicioso: pobreza, narcotráfico y terrorismo.

INESTABILIDAD AMENAZANTE
Esta aproximación, que va en la línea del Secretario General de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, quien afirmó que era más peligrosa la corrupción que la insurgencia, pretende dar solución a un conflicto que se ha alargado más de lo previsto y que se muestra más peligroso que Irak. De hecho, la inestabilidad que proyecta Afganistán amenaza a otros países como China, Irán, Uzbekistán o la India.

Por eso, una política de presión sobre el ejecutivo de Karzai y Zardari combinada con la mano tendida que supone el nombramiento de Holbrooke puede resultar efectiva a la hora de estabilizar un país que no pudo ser dominado ni por griegos, británicos o rusos.

 N. de la R.
Alberto Priego Morenalberto-priegoo es experto en temas del Cáucaso y Asia Central. Ha sido investigador en el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, y actualmente es «Visiting Scholar» en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS, School of Oriental and African Studies). Es autor de «La Evolución del conflicto en Chechenia», «The Creation of the Azerbaijani identity and its influence in the foreign policy», «Georgia: ¿Otra Revolución de Terciopelo?», entre otras publicaciones. Ha trabajado como investigador invitado en East-West Institute y en el Center for Euro-Asian Studies.
Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de Safe Democracy.