espacioseuropeos.com (24/3/2009)
La marcha de los asuntos de Afganistán e Irak nos suelen llegar a través de la prensa británica. Así, el diario londinense «The Guardian» informó ayer que la Administración Obama está estudiando «colocar» a una nueva figura de «alto perfil» en el gobierno afgano, ante las dificultades de «controlar» al presidente Hamid Karzai.
Esta decisión, que al parecer ha sido consensuada con los aliados, significa marginar al actual presidente, otrora firme aliado de Estados Unidos, a la vez que un claro desafío directo a su relativo poder. La figura propuesta es un cargo ejecutivo, quizás el de Primer Ministro, con lo cual Karzai, que ha caído en desgracia en Washington, quedaría marginado.
Las críticas de Karzai hacia Estados Unidos van siendo ya habituales, especialmente cuando se producen muertes de civiles debidas a los ataques de las tropas estadounidenses o de los aliados. El colmo para esta ruptura, ha podido ser la acusación del presidente afgano a «un gobierno extranjero» -que no identificó, aunque lógicamente se refería a Estados Unidos- de tratar de debilitar al gobierno central de Afganistán. En concreto, Karzai afirmó: «Esa no es su función. Afganistán nunca será un estado títere».
La estrategia de Estados Unidos consiste en ir debilitando el poder de Kabul, mande o no Karzai, a través de desviar dinero a las provincias, creyendo que de esta forma podrá controlar a los caciques tribales. De nuevo, Estados Unidos, acude a la estrategia del dinero y «divide y vencerás».