Severo-Matías Moto Nsá (6/12/2009)
Querida, admirada y respetada Aminetu:
Has puesto a la luz del mundo occidental lo mucho que saben y pueden las entrañas de MUJER. Qué difícil es, para los hombres, entender a una mujer cuando pide y suplica. En el África Subsahariana de antes y de siempre, cuando una mujer negra se enfada y quiere demostrar su más alto grado de maldición a su ofensor, levanta sus abundantes y selváticas faldas; y, puesta de espaldas, agachada de lleno, espeta en la cara de su ingrato y traidor ofensor, la imagen del inicio de sus entrañas. El mensaje es claro: De donde vino la bendición de nacer a la vida, vino también la maldición para los que, el regalo de la vida, desprecian.
Tú, Aminetu Haidar, has elegido el hambre. Has decidido vaciar de alimento el vientre y la cuna de donde los hombres, tras alimentarlos vosotras, han saltado a la vida, para, ingratamente, despreciarla después, en otros.
Yo asistí, como miembro de la Delegación del recién estrenado Consejo Militar Supremo de Obiang Nguema (1979) a la VI Cumbre de las Naciones Unidas, en Nueva York, donde se produjo la gran traición de Obiang Nguema a la larga y acendrada tradición de apoyo de Guinea Ecuatorial a nuestros hermanos del Frente Polisario. Hasta entonces, incluso el dictador Macías Nguema trataba siempre de «Hermanos» a los habitantes del Sáhara Occidental. Apoyo tanto más firme y decidido cuanto más claro y lamentable era el abandono que estos hermanos sufrían de la antigua metrópoli.
Al tomar el poder, por un sangriento golpe de estado y recibir la ayuda, protección y defensa de Marruecos, el sanguinario dictador Obiang Nguema, decidió retirar el apoyo tradicional que, con Macías Nguema Biyogo Ñegue Ndong, disfrutaba el Sáhara de parte del pueblo guineo ecuatorial.
Reitero: Estuve presente, como periodista, tanto en el seno de la Asamblea de la ONU, donde el Vicepresidente del Consejo Militar Supremo de Obiang Nguema pronunció un nítido discurso de apoyo al Sáhara Occidental, como, luego, en los pasillos donde se obligaba al jefe de la Delegación del Consejo Militar Supremo a cambiar de discurso, porque los marroquíes habían prácticamente invadido Guinea Ecuatorial en apoyo a Obiang Nguema, nuevo presidente golpista.
Los hermanos saharauis, desde aquella Asamblea de la ONU (1979), todavía se alejaron más de la ya triste suerte de Guinea Ecuatorial. Si Guinea Ecuatorial, como tanto lo reconocen, fue desastrosamente descolonizada, nuestros hermanos del Sáhara ni siquiera fueron descolonizados… Ni siquiera Macías Nguema Biyogo Ñegue Ndong fue capaz de pasar por alto tan desesperante destino de nuestros hermanos; y nos contagió a todos los guineanos de este sentimiento de solidaridad con los hermanos del Sáhara.
Ten por seguro, querida Aminetu Haidar, que en el pueblo de Guinea Ecuatorial, hermano en esa Hispanidad raída, si la actual situación originada por Obiang Nguema, es absolutamente superficial y falta de profundidad, la situación anterior, solidaria, permanece.
Todos los guineoecuatorianos -estoy muy seguro- te seguimos en ese rincón de hambre y protesta donde te encuentras, proyectando, desde tus limpias gafas de nostalgia, la cálida y «molesta» luz de la denuncia hecha mujer.
A María, la Madre de Jesús, los cristianos la apellidamos «La Omnipotencia Suplicante». Hoy la encarnas en tu soledad y en tus exigencias. ¡Ánimo!
Estamos todos contigo, Aminetu Haidar, colgados todos de la desesperante comba de la Hispanidad y de los Derechos Humanos.