ana-camachoAna Camacho (31/3/2010)
Níger, Mali o Sáhara Occidental, ya lo dije, son piezas de la gran partida saheliana (vasos comunicantes incluso) en la que poderosas fuerzas compiten entre sí por ver quién se lleva el gato al agua tanto en materia de influencia política como de control de los enormes recursos energéticos que abundan en la región. En el caso de Níger, el golpe de estado del pasado 18 de febrero ha abierto importantes incógnitas sobre cómo el derrocamiento del presidente Mamadou Tandja podría a afectar a los equilibrios entre el resto de los peones.

Lo primero, por supuesto, es la evolución interna ya que, con todos sus peros, Tandja había sido elegido en las urnas y un régimen militar constituye un paso atrás inaceptable incluso para la Unión Africana. Conscientes de ello, los militares de la junta han prometido el pronto retorno a la democracia. Pero, al final, todo se mezcla así que el viaje a principios de mes a Marruecos de una delegación nigerina desató los rumores de que además de informar y pedir comprensión, los enviados de la junta habían pedido a Mohamed VI el favor de que añadiese a su colección de mandamases africanos exiliados, al ex presidente Tandja.

En cuanto a la cuestión puramente exterior, por el momento Níger ha participado el pasado día 16 en la cumbre que celebraron en Argel los siete países del Sahel (además de Argelia y Níger, Burkina Faso, Libia, Mali y Mauritania) con el propósito de consolidar una estrategia común contra el terrorismo de Al Qaeda. Allí, Argelia y, sobre todo Mauritania, han vuelto a condenar que, para lograr la liberación del francés Pierre Camatte, secuestrado por los radicales islámicos, Mali haya cedido al chantaje de los terroristas que exigieron y lograron la liberación de cuatro de sus guerrilleros que se hallaban encerrados en cárceles malienses.

No sólo está sobre la mesa una decisión que ha roto el consenso que los siete países habían establecido para la formación de un frente común, impulsada con mucha energía especialmente por Argelia (convaleciente de un cáncer que tiene mucho interés en que no se le reproduzca), que se opone al pago de rescates que nigeracaban siendo reinvertidos en armas y logística para la expansión del terrorismo y, mucho menos, la liberación de terroristas a cambio de europeos. Lo que también se reprocha al Gobierno de Mali es de haber hecho añicos una política de unión que mucho había costado tejer cediendo a las presiones de Sarkozy y consintiendo así que Francia se saliese con la suya que, además de la liberación de Camatte, era impedir que cuaje una unión entre africanos que inevitablemente marginaría a la madre patria del juego norteafricano.

En cualquier caso, aparentemente, la tensión que colea entre los socios sahelianos por lo que consideran traicionera jugada del Gobierno de Mali, ha acaparado la atención de esta reunión que también estaba dedicada a asuntos relacionados con la paz y el desarrollo.

Mucho comentario sobre la pataleta del Gobierno mauritano que se ha opuesto a que Bamako sea la sede de la próxima reunión. Apenas ninguna alusión a la situación en Níger a pesar de que la junta militar ya está teniendo que lidiar con el grave riesgo de una hambruna que podría poner en peligro la vida de ocho millones de personas.

Hay, sin embargo, una noticia de gran interés divulgada por la agencia oficial de noticias argelina APS: la junta militar de Níger contempla la posibilidad de revisar los permisos de explotación mineros del grupo francés Areva -puntal de la política energética francesa- que extrae la mitad de su uranio de las minas de esta antigua colonia africana.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Ana Camacho
, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, que a partir de ahora tendremos la oportunidad de leer en espacioseuropeos.com y en su blog arenasmovedizas.