miguel-delibesJosé Manuel G. Torga (12/3/2010)
Ante la triste noticia del fallecimiento de Miguel Delibes, que ha ocurrido hace unas horas, puede cumplir la función de necrológica, el género periodístico que ya le debemos, una entrevista que quien firma le hizo en los años 60 y que publicó entonces el diario Hoy de Extremadura, ilustrada con una caricatura de De la Riva. El entrevistador era por aquellas fechas un joven redactor del periódico pacense y Delibes dirigía el diario de su familia en Valladolid –El Norte de Castilla-; era también catedrático de Derecho Mercantil de la Escuela de Comercio de la capital castellana y novelista.

Delibes acudió a Badajoz para matar dos pájaros de un tiro: dar una conferencia sobre «La novela actual» y participar en una cacería.

El diálogo tuvo lugar  en el bar «El Faro», lugar de acogida para una peña de cazadores y pescadores, así como para otras tertulias y celebraciones varias. Miguel Delibes estaba acompañado de su esposa y un grupo amplio al que no dejaba de atender mientras la entrevista periodística avanzaba de modo intermitente.

Cazador y charlista
– 
¿Es su primera visita a Badajoz? -empecé.
–  Había pasado dos veces sin detenerme. Esto era tan injusto que me había prometido volver.

– ¿Qué impresión se lleva?
 Magnífica.

– Como cazador…
 Como cazador, por lo que esto tiene de paraíso cinegético. He visto nubes de patos en Cornalbo, barras ingentes de perdices en Montijo y, para colmo, algodonares de regadío plagados de codornices.

– Cómo conferenciante…
– 
Me ha impresionado el número y la atención del auditorio, aunque me ha sorprendido menos después de ver la cantidad de gente que desfilaba por la exposición de pintura inaugurada recientemente y el número de cuadros comprados en pocas horas.

– ¿Tiene datos concretos de la venta de sus obras en nuestra provincia?
 No. Pero me consta que «Diario de un cazador» es un libro de cabecera de muchos cazadores.

Literatura, a salto de mata
Delibes, dialogando vis a vis, no parece el mismo de la conferencia. Da sensación de más vitalidad, incluso de más voz. Como si ante el público, en el salón académico, hubiera adquirido un aire de rigidez y ahora se sintiera más natural.

– ¿Le gusta a usted ser polifacético o se ve obligado a serlo?
   Me gustaría no serlo, pero las circunstancias obligan. En España, un escritor con siete hijos como tengo yo, difícilmente podría sobrevivir.

– Marañón -ya sabe- tenía su famoso sistema del «día en que se va a salir de viaje», para aprovechar al máximo sus horas. ¿Tiene usted alguna fórmula propia para esto?
 Siempre he envidiado a Marañón en este aspecto; pero, desgraciadamente, yo soy un hombre mucho menos organizado. En literatura, trabajo  como cazo, a salto de mata.

Profesor, periodista y escritor
– ¿Cómo están ocupados  sus días de trabajo?
 Mañanas alternas de clase en la Escuela de Comercio. La tarde entera en mi periódico: El Norte de Castilla. Las mañanas libres y las vacaciones escolares las dedico a escribir.

–  ¿Aficiones o distracciones aparte de la caza?
  El campo, siempre. La pesca de la trucha cuando no hay caza, y el futbol en algún claro.

– Pros y contras de escribir novelas en provincias.
 La tranquilidad de poder hacerlo, porque todavía, y en buena parte, el  provinciano manda en su tiempo. Económicamente, en cambio,  creo más bien que nos perjudica; siempre es más rentable vivir al pié del cañón.

– Geográficamente ¿hasta dónde llega la venta de sus novelas?
 Tengo novelas traducidas en Italia, Portugal, Alemania, Inglaterra, Francia y Estados Unidos.

Me parece recordar que a Miguel Delibedelibess se le ha llamado «el provinciano  universal». Metido en su Valladolid ha sabido escribir cosas que interesan en el mundo, como demuestran esas traducciones.

Novelar a la gente sencilla
–  Sus novelas ¿tienen alguna  constante temática?
  Pienso que no. Si acaso, mi propensión a novelar a la gente sencilla y los problemas de mi tierra.

– ¿Cuál es su aportación a la novelística española actual?
  No soy yo el más indicado para contestar. Únicamente  puedo decirte que procuro aportar sinceridad.

– Decía usted en su conferencia que la novela es un género de madurez
 Sí. Duhamel fija la madurez del novelista no antes de los cuarenta años. Yo pienso que esa edad no puede tomarse como frontera rígida.

Periodismo contra  la injusticia
– Como periodista ¿qué le preocupa fundamentalmente?
 Que el Periodismo sea un vehículo para denunciar la injusticia y para que prevalezca la justicia en todos los terrenos.

– ¿Escribe con facilidad?
 Con menos cada vez. Quizá porque el sentido autocrítico se agudiza.

– ¿Lleva algún tema de Badajoz para escribir?
 Es posible que escriba sobre algún aspecto cinegético que desconocía tal como la caza de águilas con búho y la de palomas con cimbel, para unos libros ilustrados que estoy  haciendo con la editorial Lumen.

–  ¿Volverá pronto a estas tierras?
  Es posible que vuelva por Mérida en breve a otra cacería y a otra conferencia.

Cerramos la entrevista informativa para meternos de lleno en la agradable tertulia que nos circunda. Miguel Delibes, al final, estampa su firma en el Libro de Honor de «El Faro», donde antes firmaron Cela y otros famosos.

Visto aquello desde hoy -año 2010- cabe suponer otra consecuencia de los viajes de Miguel Delibes a Extremadura: su obra «Los santos inocentes», novela y película que podrían situarse en otros parajes, porque más allá de la anécdota,  tiene un alcance suprarregional, él debió concebirla por allí. El escritor de Castilla, resulta que  una de sus novelas más populares, la concibe en un malhadado cortijo extremeño. Y la versión cinematográfica, de Mario Camus, busca la localización por los mismos pagos.

Su obra le sobrevive. Él ya descansa en paz.