España

Pedro Elías Acebal (21/3/2010)pedro-j-ramirez-al-desnudo1
A Pedro J. Ramírez, todavía vivito y coleando (dicho sea sin segunda intención) se le ha dedicado un tomazo de seiscientas y muchas páginas, más a propósito para quien ya hubiera finiquitado su existencia en este mundo, dejando un recuerdo imperecedero. Bien es cierto que el título da alguna pista cuando destaca en rojo, tras el nombre y apellido, la expresión «AL DESNUDO».

En el libro, escrito por José  Díaz Herrera y publicado con el cuño de «Foca», desde luego no se practica la obra de caridad de vestir al desnudo. Más bien se le describe sin miramientos en cuanto a discreción y con cuantos miramientos permitan visualizar su imagen casi en cueros.

Digamos que el autor del libro, el susodicho  Díaz Herrera, es un periodista de investigación, avezado en esa paciente modalidad del oficio. Hizo antes libros con Isabel Durán o con Ramón Tijeras; pero también solo: «Garzón, juez o parte». Sabe, por descontado, buscar y seguir  pistas, obtener documentos y declaraciones de testigos, así como encajar las piezas de un rompecabezas. El problema, sin embargo, en este caso, es que a Ramírez lo persigue, no ya como el informador que pretende allegar una cantidad ingente de datos para componer un gran reportaje, sino como el cazador que trata de capturar una pieza, con procedimiento anestesiante, para exhibir sus miserias a la curiosidad pública. Una práctica, dicho sea en aras de la justicia, que también Pedro J. lleva años practicando en los medios de comunicación de los que ha dispuesto.

Sentado lo anterior, habrá que elegir unos pocos temas del repertorio de la obra, para aprovechar el espacio sin perderse por terrenos tan extensos como accidentados.

· TERRORISMO DE ESTADO: Diario-16, bajo la dirección de Ramírez, publicaba en 1981, párrafos del siguiente tenor literal: <<No hay derechos humanos en juego a la hora de cazar el tigre. «Al tigre se le busca, se le acecha, se le acosa, se le coge y, si hace falta, se le mata». Podrían caer cincuenta etarras en combate y las manos de España continuarán limpias de sangre humana […]. A los policías que disparen contra ellos se les recibirá como valientes>>. Más tarde vendría en el propio Diario-16 y, sobre todo en El Mundo, la denuncia implacable de los crímenes del GAL. Sin entrar en el fondo, simplemente queda registrado el giro copernicano.

· FELIPE GONZALEZ: DE LA ADMIRACIÓN AL ATAQUE: Es lo que va entre «Felipe González me cae bien, porque es uno de los políticos más tolerantes y coherentes que conozco» y «No pararé hasta ver a González sentado en el banquillo». Una evolución parecida sufre Pedro Jota con Juan Tomás de Salas, Baltasar Garzón y hasta con María Antonia Munar, dentro de una multiplicidad de tipos humanos.

· DESNUDO FRENTE (MÁS BIEN DE ESPALDAS) AL MUNDO: La venganza de los GAL contra  el periodista logroñés fue un sórdido vídeo, grabado clandestinamente, en el que daba réplica al protagonista, la guineana Exuperancia Rapú Muebake (Emma James, de nombre artístico).

La intimidad erótico-festiva-masoquista obtuvo difusión en frentes nacionales e internacionales. Llegó incluso a instancias episcopales, sin acogida al secreto de confesión.

Díaz Herrera emula al propio Ramírez, tantas veces inmisericorde al tratar sobre la vida íntima de personajes públicos. Y describe la desviación sexual tipificada como urolagnia, así como otras circunstancias de la sesión. Por si fuera poco, indaga sobre el influjo de tales prácticas en la personalidad global de cualquier ejerciente.

El vpedro-j-ramirezeterano director de periódicos calificó aquel pasaje de su vida de montaje, término un tanto impreciso; pero no desmintió que él fuera el sujeto grabado frente (bueno, nuca y demás) al mundo.

· «RAMÍREZ DE LA PISCINA»: En relación con su chalet mallorquín, cuya piscina presenta problemas con la Ley de Costas, en el libro, que dedica al asunto bastantes páginas, se lee por ejemplo: «Al contrario que Pilar de Borbón, la hermana del Rey, que demolió sin rechistar su casa de Porto Pi por estar fuera de la normativa, el reportero riojano, actuando como un déspota, pretendía no sólo que la ley se adaptara a sus caprichos, sino que todos los mallorquines representados por sus instituciones, le rindieran pleitesía y vasallaje como si de un señor feudal se tratara…».

· zP LO MATARÍA A BESOS: A alguien que trataba de aleccionar a Zapatero frente a Ramírez, el líder del PSOE le habría contestado: <<… yo no soy González, no tengo por qué heredar odios ajenos y convertir al partido en un «rehén» de los GAL… A Pedro J., si tengo que matarlo algún día, lo mataré a besos>>.

· LA CRUZADA DEL 11-M: Pedro J. Ramírez no se resigna ante la solución judicial dada al terrible atentado del 11-M, actitud periodística a la que tiene todo el derecho del mundo. <<Es científicamente imposible  -ha pregonado- químicamente imposible, molecularmente imposible, por mucho que lo afirmen la Audiencia Nacional y el Supremo, que «toda o gran parte de la dinamita (que estalló en los trenes) procedía de Mina Conchita», porque en Mina Conchita había Goma 2 ECO, pero no Titadyne>>.

Item más. En un capítulo titulado «El hombre que odiaba el dinero», José Díaz Herrera resume que Pedro Jota «posee una fortuna que los analistas estiman entre 50 y 60 millones de euros».

En la atribución del adjetivo amoral para Ramírez coincidían la viuda de Juan Tomás de SalasBárbara Chaplin– y Felipe González.

Con sus filias y sus fobias, con su arbitrariedad para escamotear unos temas informativos y escandalizar con otros, el director de El Mundo ha conseguido, pese a todo, hacer interesante hasta un periodismo interesado para él. No deja de ser un arte, como ha llegado a hablarse, metafóricamente, del asesinato como una de las bellas artes. Artes más bien obscenas.

«Pedro J. Ramírez me ha encargado que haga una obra de teatro con su vídeo, le dijo un día Amestoy a mi magnetofón», escribe Díaz Herrera, refiriéndose a Ignacio Amestoy, viejo amigo del periodista del video porno. Haría falta una buena selección para el actor, la actriz negra y la tramoya; el vestuario, escaso, evidentemente. Si Ignacio Amestoy, a partir de aquel vídeo, sin mixtificaciones, logra hacer arte, alcanzará una  cima descollante de la comedia.