espacioseuropeos.com (6/4/2010)
Greenpeace y plataformas «anticementerio nuclear», como Tierra de Campos Viva, la Plataforma Antinuclear Norte de Palencia y la Plataforma contra el cementerio nuclear de Torrubia de Soria inician una campaña que advierte del daño de un cementerio nuclear para el turismo de Castilla y León. Asimismo, estas organizaciones ecologistas se han dirigido al presidente de esta comunidad, Juan Vicente Herrera para que «salga en defensa de los valores de Castilla y León y se oponga con firmeza al almacén de residuos que promueve el Ministerio de Industria».
Las organizaciones ecologistas reconocen que «Castilla y León es mundialmente conocida por su extraordinaria riqueza natural y su valiosísimo patrimonio histórico y cultural. Además, su excelente gastronomía, que refleja el gran potencial agroalimentario de su territorio, goza de sobrado reconocimiento en el exterior. Prueba de ello es la importancia creciente que el turismo cultural, rural, de Naturaleza y gastronómico tiene para la economía de la Comunidad Autónoma», pero afirman que lamentablemente, Castilla y León «corre el riesgo de perder este merecido prestigio internacional y pasar a ser más conocida como el cementerio nuclear de España».
Ante esa situación, Greenpeace, Tierra de Campos Viva, la Plataforma Antinuclear Norte de Palencia y la Plataforma contra el cementerio nuclear de Torrubia de Soria, piden al presidente de la Junta de Castilla y León que «actúe con firmeza en defensa de estos valores y se oponga de forma rotunda a que Castilla y León albergue el almacén centralizado de residuos radiactivos de alta actividad de las centrales nucleares españolas (ATC) que promueve el Ministerio de Industria que dirige Miguel Sebastián«.
La posición que ocupa en la actualidad la Comunidad de Castilla y León es privilegiada en lo que se refiere al turismo de interior, tanto por sus paisajes, patrimonio histórico, cultural y gastronomía, que la han convertido en «la primera potencia de turismo» de estas características. Asimismo, la industria alimentaria se coloca a la cabeza de muchas regiones españolas y europeas, con una participación importante de este sector en su PIB.
Según informes oficiales de la Junta de Castilla y León -afirma la nota de prensa de las organizaciones ecologistas-, «ésta pretende aumentar la competitividad y productividad del sector agroalimentario con incentivos a la inversión productiva por valor de 700 millones de euros». La Junta de Castilla y León lleva invertidos más de 436 millones de euros destinados a la inversión productiva, I+D+I y a la competitividad de las industrias agroalimentarias así como a la modernización de las explotaciones agrarias. Además, las exportaciones de las industrias agroalimentarias «han alcanzado los 1.064 millones de euros, lo que supone un incremento del 31% en los últimos 5 años». Los vinos, los productos de panadería y galletería y las carnes, entre otros, han liderado este crecimiento, continúa el mismo texto.
Uno de los objetivos oficiales de la comunidad castellanoleonesa es «consolidar la imagen de calidad de los productos agroalimentarios de la región. Para ello la Consejería de Agricultura y Ganadería lanzó en 2008 la nueva marca de alimentos de Castilla y León «Tierra de Sabor». En tan sólo un año era ya conocida por el 60% de los consumidores a nivel nacional (lo que le equiparaba a marcas de otras comunidades autónomas con más de 10 años de andadura) y habían solicitado su adhesión a la marca 423 industrias para 2.831 productos (un 13% del sector agroalimentario regional)».
Por todo ello, tanto para Greenpeace como para las plataformas anticementerio nuclear de Castilla y León, el ATC provocará un grave daño a toda la comunidad, y «traerá la muerte económica y social a la comarca donde se instale, ya que alejará cualquier posibilidad de llevar a cabo un desarrollo sano y sostenible en sus pueblos, y expondrá inevitablemente a las personas y al medio ambiente a graves e innecesarios riesgos».
Como argumento y ejemplo, las organizaciones ecologistas que auspician esta campaña anticementerio nuclear, ponen la «involución demográfica y económica sufrida en las últimas décadas por los municipios donde se ubican las instalaciones nucleares, la energía nuclear no trae riqueza ni a esos municipios ni a los de las comarcas adyacentes».