eduardo-punsetJ.M.G.T. (21/4/2010)
Con Eduard (antes Eduardo, y, como diría, «en Estados Unidos me llaman Eddy«) Punset era el ponente invitado al Foro España Innova, en calidad de escritor y divulgador científico.

El presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, en su presentación, habló de varias vidas de Punset. Que estudió Derecho, que se tuvo que ir de España y aquella carrera no le resolvía mucho en el extranjero, por lo que se pasó a la Economía y entró en organismos internacionales. De vuelta a España, pasa por RENFE y por el Banco Hispano, antes de incorporarse al Ministerio de Industria y luego al Gobierno, en el que se ocupó de Europa. Luego tuvo que reinventarse como «un gran explicador». Buscando la felicidad, cree Urbaneja que ya la ha encontrado, aunque no pueda ser total.

El propio Punset añadiría después que fue comunista y que hizo tonterías como repartir octavillas. Incluso trajo una remesa de Francia, en una maleta de doble fondo, que la Guardia civil no descubrió en la frontera, aunque a él le temblaban las piernas; cuando entregó aquellas octavillas en Madrid, la aventura resultó estéril puesto que se decidió que no eran utilizables.

En cuanto a la felicidad dejó establecido el siguiente enunciado: la felicidad está en la sala de espera de la felicidad. Al parecer lo aprendió de su perra, observando que mostraba evidentes signos de contento ante los preparativos del pienso que iba a comer, mientras que luego, al disponer del alimento, presentaba reacciones diferentes de unas ocasiones a otras.

Comentó, por otra parte, en relación con el sistema educativo, que en su generación el esquema de enseñanzas impartidas era idóneo para encontrar un trabajo, y el actual no lo es para las exigencias de hoy. Resulta necesario, en su criterio, introducir nuevas  disciplinas para lograr otras competencias.

Para innovar considera que hay que tener un trabajo. Además hay que aprender a focalizar la atención, que hoy tiende a la dispersión, con el uso de los móviles y otros instrumentos. En Estados Unidos consideran al Dalai Lama un ejemplo para la disciplina en el aprendizaje de fijar la atención.

Aprendizaje emocional y cambiar el cerebro
De cara a lograr nuevas competencias que faciliten encontrar trabajo, recomienda incorporar dos ideas:

a) La mayor parte de la evolución ancestral de la especie humana ocurrió sin   pensamiento reflexivo sobre la misma. Se realizaba de forma intuitiva. Ahora habría que reincorporar el aprendizaje emocional.

b) Hoy sabemos que podemos cambiar el cerebro. Hay constancia de cómo los taxistas de Londres desarrollan un área cerebral por aprender la situación de un gran número de calles y direcciones. Las neuronas, además, si actúas, se regeneran.

Para obtener resultados notables en el campo de la innovación es imprescindible obtener patentes, algo que implica una coherencia entre el sector científico, el sector industrial y el ámbito político.

¿Cómo podemos gestionar las emociones? Punset aludió a un científico colombiano, cuyo nombre no recordaba, el cual afirma que, al contrario que los crustáceos,  que tienen el esqueleto por fuera y la carne por dentro,  nosotros tenemos a la vista el cuerpo blando, salvo en la cabeza. Por eso no conocíamos el cerebro. En nuestro tiempo se efectúan experimentos que revelan nuevos datos.

A través del coloquio, Punset aseguró que ahora ya sabemos qué es el amor: un instinto de fusión con otro organismo para intentar sobrevivir. O, también, buscar a alguien que te va a dar energía.

Felicidad y tarea apasionael-cerebronte
Volviendo sobre la felicidad, matizó su carácter efímero y social, en cuanto depende de quién tienes al lado. La relación de la felicidad con el dinero, establece que sólo es importante por debajo del nivel de subsistencia. En cambio, estima indispensable estar sumergido en una tarea que apasione.

Como notas a pié de página, un par de apostillas del cronista. Bastantes de los conocimientos que Punset expone como descubrimientos de laboratorio por la investigación experimental de última hora, ya fueron concebidos por filósofos y escritores de tiempos pasados. Constituirían, en todo caso, comprobaciones a las que tampoco cabe negar importancia.

Cuenta, eso también, para el éxito de Punset como divulgador, su imagen de sabio distraído, con una frente despejada hasta el cierre, por la coronilla, con un pelo enmarañado. Y hasta un tonillo que masca las palabras, como quien masca chicle, con algo de estilo  catalán que no ha perdido por el mundo.