Economía
Manuel Funes Robert (29/11/2010)
«La Eurocámara pide al BCE que compre deuda de los países de la zona euro, siguiendo así la larga y contrastada practica del Banco de Inglaterra y la Reserva Federal (…) también pidió precaución a la hora de aplicar los planes de austeridad aprobados para frenar la crisis para no poner en riesgo la recuperación económica» (Cinco Días ,23-11-10)
La idea que proponíamos desde estas páginas, esto es, poner en el centro de la solución al BCE, se va abriendo paso y en el citado parlamento ya se han oído las primeras voces en esta dirección. Rápida, incruenta y baratísima. La monetización de la deuda de los Estados de al CE significa hacer al BCE el titular de esas deudas, que puede pagar con cargo a la ilimitada creación de liquidez de la que legalmente goza. La cura de empobrecimiento masivo que se está imponiendo a la población europea con hundimiento de su capacidad de compra, aumento de impuestos, rebaja generalizada de salarios, no tiene precedentes en la Historia reciente. La mecánica de semejante desatino la ha explicado Barroso con una elocuencia digna de mejor causa. Ha dicho que la principal preocupación es el paro, con lo cual no ha dicho nada, pues es lo mismo que decir que este es el problema. Y afirma que para luchar contra el paro con eficacia, se necesita credibilidad y confianza. Confianza; ¿en qué? ¿Y de quienes? El déficit cero, que se califica de medio indispensable para lograr tal confianza, es una realidad contable de origen privado que nada dice y en nada influye en los consumidores ni en los inversores. ¿En quién influye? En los mercados a los que acuden los gobiernos para lograr la financiación que les falta.
Y les falta como consecuencia de la inoperancia que caracteriza al equipo que actualmente gobierna el BCE. El BCE, como todo banco central, ha sido creado para proveer de financiación a la economía real. Y no lo hace cuando ahora vivimos la gloriosa etapa de que la humanidad puede adaptar libremente el nivel de financiación al nivel de necesidades y posibilidades reales. Es la santa maquina que la televisión nos presenta en funcionamiento todos los días, imprimiendo dinero, que es el origen de todo el dinero que circula, que moviéndose secularmente al alza hace que todo incremento haya sido más y haya sido nuevo alguna vez.
Lo digo porque la ignorancia funda su oposición al crecimiento monetario en que es dinero nuevo y dinero adicional.
Secuestrado el BCE por los mercados privados incumple su obligación básica y crea un vacío que llenan las finanzas privadas con sus intereses privados. Y este es el problema: las necesidades de financiación, que deberían ser cubiertas por el BCE, pasan a manos privadas que para prestar dinero imponen los planes de ajuste más crueles de la historia porque los estabilizadores nunca habían pasado de pedir la congelación de salarios y la novedad actual consiste en la reducción de los mismos.
Monetizar la deuda es traspasar su importe integro al BCE cuyo importe se carga a su vez a la santa máquina. Ojalá las voces de la Eurocámara sean oídas. Hasta el propio ministro de finanzas alemán ha reconocido que el país germano está ahogándose en deuda (ABC, 24-11-10). ¿Tendrá que ser atacada Alemania por los mercados para que la señora Merkel abandone su obcecación y su intransigencia?