España
Carlos Ruiz Miguel (21/12/2010)
«Top 100 del despilfarro autonómico». Este era el titular de portada del suplemento «Mercados» del diario «El Mundo», en su edición del domingo 19 de noviembre. Entre esos 100 ejemplos de despilfarro se mencionaba el caso de la «Ciudad de la Cultura de Galicia». Sobre este tema, el día anterior, publiqué en la edición de Galicia del ABC el siguiente artículo.
La semana pasada dos columnistas de este periódico reflexionaron sobre la «Ciudad de la Cultura de Galicia». Pepa Antón, con ingenio, definía económicamente a este proyecto como la «Ciudad de la Locura» y Andrés Freire, con lucidez, diseccionaba culturalmente el contenido, ideológicamente galleguista, de la primera exposición albergada en las nuevas instalaciones. Esos días, también, la prensa se hacía eco de una encuesta realizada por el gobierno regional según la cual la mayoría de los visitantes valoraban positivamente el complejo. Igualmente, el presidente del gobierno regional, Núñez Feixoo decía que este proyecto arquitectónico era algo así como el equivalente del siglo XXI a la Catedral de Santiago.
Yo fui uno de los que visitaron la «Ciudad de la Cultura» en estos meses. Creo que ha sido una gran idea del actual gobierno regional el programar esas visitas. Y yo fui uno de los que declararon en la encuesta presentada al finalizar la visita que el proyecto era interesante. Pero que un edificio sea arquitectónicamente interesante no significa, necesariamente, que sea económicamente eficiente o política-culturalmente acertado. Por otro lado, nada garantiza que un tal edificio vaya a ser un referente del futuro. Hay muchos edificios interesantes arquitectónicamente que no son «referencias».
Yo también creo que la «Ciudad de la Cultura» es un proyecto económicamente ineficiente y político-culturalmente desenfocado.
Económicamente considero problemático no sólo el desvío entre el cálculo inicial y el coste final. Lo que me llama la atención es que para hacer algo «representativo de Galicia» no se haya elegido la piedra más representativa de Galicia, de la que está hecha la Catedral de Santiago a la que supuestamente se quiere emular. ¿Es razonable construir la «ciudad de la Cultura de Galicia» con piedra traída de Brasil en lugar de con granito gallego? Creo que se ha perdido una oportunidad de hacer que este proyecto contribuya al desarrollo de la economía local. En otro orden de cosas, llamo la atención sobre el hecho de que el edificio principal (el palacio de la ópera) no está hecho y, cuando se haga, el mantenimiento de su utilidad será probablemente imposible.
Político-culturalmente, creo que el proyecto pretende ofrecer una imagen de Galicia como algo donde España está «ajena». Ya lo hemos visto con las celebraciones oficiales de este año santo, incluida la visita papal a España: resulta que Santiago no vino a «Hispania» sino a «Galicia» o a lo sumo a la «vertiente atlántica» de la península. Como si Cartagena (donde desembarcó) y Zaragoza (donde se le apareció la virgen) fueran ahora «atlánticas».
A la Catedral peregrinan personas de todo el mundo desde hace casi mil años: ¿lo harán a la ciudad de la locura?
NOTA:
Este artículo, con el título «Monte Gaiás: economía y cultura» se publicó en el diario ABC, en su edición de Galicia, el día 18 de noviembre de 2010. Nosotros lo publicamos con la autorización de su autor, Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, que también pueden ver en desdeelatlantico.