Guinea Ecuatorial
Daniel M. Oyono (27/1/2011)
Hillary Clinton, Secretaria de Estado de los Estados Unidos de América (ministra de Asuntos Exteriores), respondió categórico a Miguel Ángel Moratinos, entonces ministro español de Asuntos Exteriores, en sus últimos encuentros en Washington antes de cesar en sus funciones, sobre su petición como representante del gobierno español de preservar el trato de favor y de protección al dictador Teodoro Obiang Nguema que hasta entonces le había reservado la Administración Bush:
La contestación fue más o menos esta: Dígale a su amigo que la solución a su problema la tiene él mismo y está en sus propias manos, y se resume en apertura política general con la vuelta de los exiliados, legalización de todos los partidos políticos, amnistía general y liberación de todos los presos políticos con el restablecimiento de todos sus derechos ciudadanos y convocatoria de elecciones libres y transparentes bajo una supervisión internacional amplia.
El presidente Obama y su gobierno no van a apoyar a ningún dictador y sí apoyan el respeto a los derechos humanos y la lucha por la democracia en todos los países del mundo, lo dijo durante la campaña electoral, en el discurso de su envestidura, en el la Universidad de El Cairo y lo matizó con rotundidad en su discurso programático para África en una sesión especial del Parlamento de Accra. Es así que Miguel Ángel Moratinos se tropezó con las narices en el Departamento de
Estado en Washington, en su empeño de trabajar y defender a ultranza a Teodoro Obiang Nguema. ¿A cambio de qué?, seguimos preguntando los guineanos.
Nosotros, Ciudadanos por Guinea Ecuatorial, también somos categóricos, lo que ha ocurrido en Túnez y se extiende por muchos países árabes, no solamente tiene paralelismos con la situación de nuestro país, sino que es también extrapolable sin lugar a dudas, es lo que ocurrirá en Guinea Ecuatorial a lo largo de éste año 2011, como lo proponemos los guineanos, porque la solución, al igual que en Túnez, debe salir de nosotros mismos.
El cinismo y las desvergüenzas de Francia y el conjunto de países de la Unión Europea con la Comisión al frente han quedado expuestos públicamente. El país galo, artífice de las libertades, los derechos humanos, la revolución democrática (liberté, egalité, fraternité), comprometido hasta el cuello en la defensa a ultranza a un dictador repudiado por sus excesos por su pueblo, hasta el punto de que su ministra de asuntos exteriores, Michelle Alliot-Marie, proponga el envío urgente de fuerzas especiales de intervención rápida francesas a socorrer a Ben Alí, ha quedado desacreditado junto al conjunto de los 27 de la UE, quienes por seguidismo de intereses querían así asegurar el oscurantismo de intereses neo coloniales en ese país a espaldas del pueblo tunecino.
Ese posicionamiento llegó a ser incluso temerario, con muertes en las calles, el depuesto dictador ordenó al general Rachid Aimar, jefe de estado mayor del ejército de tierra a abrir fuego contra la población civil, orden que el general rechazó rotundamente, siendo destituido en el acto, lo cual precipitó la caída del dictador. Inmediatamente, el jefe del estado mayor, recuperó su puesto en medio de los aplausos de la población.
En una conversación que mantuve con el embajador de los Estados Unidos en la cancillería de su país en Yaoundé, hace ahora año y medio, asistido por tres ayudantes suyos, después de mi exposición sobre nuestro proyecto político de cambio y alternancia de poder, tras conocer su petición, nuestra posición en relación con su país y sus inversiones en Guinea Ecuatorial, el embajador nos aseguró que como nosotros, su gobierno estaba interesado en un cambio político en nuestro país, siempre y cuando sea realizado por los propios guineanos y que el nuevo gobierno profundizara en la amistad con los Estados Unidos y no sea hostil a sus intereses. Subrayó, asimismo, que la dictadura de Teodoro Obiang Nguema, es un factor de inestabilidad permanente en la región, sobre todo por la imprevisibilidad, incoherencia, la corrupción y lo arcaico de un régimen, controlado por una banda tribal incompetente, empeñada en cerrar todas las puertas al progreso de los guineanos. En este sentido, continuamos hablando.
Los países sometidos a crueles dictaduras, como es nuestro caso, visto lo visto, con las confabulaciones de las antiguas metrópolis europeas en sus dudosos negocios con los generales dictadores golpistas y sus familias en los dos Congos (Brazzaville y Kinsasha), República Centroafricana, República del Tchad y Guinea Ecuatorial, conspirando y despreciando las aspiraciones democráticas de nuestros pueblos y de sus legítimos intereses nacionales, no tenemos más remedio que volcarnos con los americanos, como ha ocurrido en Túnez.
Hay que recordar que tanto Zine Azzedine Ben Alí como Teodoro Obiang Nguema son generales que se han atribuido cuatro estrellas y los únicos méritos que se les conoce es robar y explotar vergonzosamente a sus países haciendo al mismo tiempo la guerra a sus pueblos. Se ha sabido que Ben Alí al huir se ha fugado con su familia a Arabia Saudí, como en su tiempo el mariscal Idi Amín Dada. La esposa del ex presidente tunecino «sacó» del Banco Central dos toneladas de oro en lingotes de las reservas del país, entre otras cosas.
La mayoría de los generales golpistas salvapatrias son unos corruptos y cobardes, que a la hora de la verdad, cuando el pueblo ha decidido poner fin a su crueldad, no tienen agallas para enfrentarse con la población, y siempre salen corriendo atrapando todo aquello que pillen en su huida.
Teodoro Obiang Nguema tiene imperativamente que sentarse a negociar con Ciudadanos por Guinea Ecuatorial la agenda de la transición a la democracia, como en estos momentos se está haciendo en Túnez con la llegada de los tres líderes tunecinos que se encontraban exiliados en París; si no quiere correr la suerte de su amigo Ben Alí. Obiang Nguema no tiene ninguna otra salida.