Mi Columna
Eugenio Pordomingo (9/3/2011)
Zapatero ha vuelto con sus sempiternas promesas, que luego, por las razones que fuere, no cumple. Ahora, se ha dirigido a los españoles -casi el 90 por ciento se muestra sumamente preocupado por el paro- para prometerles una vez más que en dos años España crecerá «por encima» de la media de la Unión Europea. Y se ha quedado tan ancho.
La promesa la hizo durante la rueda de prensa posterior a la entrevista que mantuvo con el presidente de Chile, Sebastián Piñera. Éste si que cumple. Aseguró que sacaría a los mineros enterrados en el desierto de Atacama y lo hizo, aunque fuese en jaulas.
Zapatero no solo prometió alcanzar a la UE, sino que incluso la situaría «por encima» de la media de los países europeos. Por decir que no quede. Ya se sabe que la palabra y el papel lo soportan todo.
No es la primera vez, ni será la última, que el presidente del Gobierno de España trata de convencer a los adormecidos españoles, no con hechos, pero sí con palabras, de su capacidad para situar a nuestro país entre los primeros del mundo. Pero la tozuda realidad nos muestra que cada vez nos hunde más en el fango, donde solo existe el lodazal de las subidas de precios, bajadas de sueldo, y tolerancia para los más poderosos.
Miro hacia atrás y recuerdo aquella fantasmagórica promesa de 2007, cuando nos dijo que España estaba «en la Champions League de la economía», superando a Italia y Francia, pero poco más tarde nos dimos de bruces con la cruda realidad.
No mucho después engatusó a muchos con eso del «pleno empleo» y meses después doblamos a la UE en el número de desempleados.
Me da pavor recordar esas promesas, y pensar en lo que se nos puede venir encima tras escuchar su nuevo compromiso de superar a la UE.
El presidente anda enfrascado ahora en eso de si va o no a competir en las elecciones generales. Rubalcaba, Chacón y Bono, entre otros, andan en un sin vivir por colocarse el primero en la línea de salida. El primero se ha topado de hoz y coz con uno de los cuatro jinetes del Apocalípsis, la enfermedad; la segunda, trata de hacernos olvidar su pasado anti-españolista; y el tercero, entre caballos, alfalfa y forraje, niega tener un patrimonio abultado y conseguido en muy poco tiempo. Claro, que el tiempo -no el patrimonio inmobiliario- es relativo como dijo Friedrich Wilhelm Nietzsche.
Ahora, de improviso -estrategia de campaña dice el orensano José Blanco, el hombre que se gasta un pastón en educar a sus fillos heredeiros-, se cancela el mitin de Zapatero en la antigua plaza de toros de Vistalegre. Todo un síntoma.
Para intranquilizar todavía más a las desmoralizadas huestes socialistas, Zapatero se ha reunido con Bono, a «puerta cerrada», como en los juicios de postín, para hablar ¿de qué? Se supone que de la sucesión. Pero, mutis por el foro. Ni se sabe, ni nadie espera que le cuenten algo. Pero, las filtraciones, que están a la vuelta de la esquina, nos ofrecerán dentro de poco alguna sorpresa.
Embaucadores, hechiceros, magos, zahoríes, nigromantes, aojadores, mancilleiros, cartomancistas, meigas y brujos, hacen su agosto estos días. Incluso, algunos clientes acuden con una fotografía o un muñeco del adversario, para que el profesional, le clave los alfileres con saña.
Ya se sabe, lo dijo el Barón d´Holbach, «El poder y la grandeza ordinariamente ensoberbecen el corazón del hombre, le embriagan y le causan una especie de delirio». Y así están ellos.