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Manuel Funes Robert (2/5/2011)
La solución de un problema a veces se hace difícil por su propia sencillez. Las gentes creen que cuanto más grave es un problema más difícil tiene que ser la solución y puede ocurrir exactamente lo contrario, que siendo grave sea fácil el remedio.La crisis desatada por la oleada de agresiones a la demanda, que nace de la reducción de las inversiones, de los costes de salario y que se manifiesta en paro espectacularmente creciente.

El mundo no se entera del cambio de naturaleza del dinero y lo digo tenazmente porque tenaz es la creencia de que la cantidad de dinero no puede aumentar sin hacer mayor el mal. Esta creencia sirve de maravilla a los intereses financieros privados, cuyo negocio ha sido y es que el dinero sea escaso y caro ligando su baratura a una inflación que no se produce si se compensa con la subida de salarios, como demuestra la historia con la subida de los salarios. Así es como ha vivido el mundo hasta esta crisis y lo ha hecho mejorando la calidad de vida de la inmensa mayoría de la población.

La carrera  precios/salarios ha tenido un vencedor, la población porque sin esa victoria del salario sobre el precio no se habría producido a nivel universal el aumento de bienes reales per cápita. En otras palabras, es ley histórica que cuánto más caras están las cosas, mas cosas tienen las gentes. Recurriremos mi ejemplo del automóvil: mi primer coche me costó 90.000 ptas., aparcaba en la puerta de mi trabajo y por la noche le pedía al sereno que lo vigilase porque iba a dormir en la calle.

Recuerdo que me decía, «como tengo dos calles a mi cargo, apárquemelo en la esquina para que pueda verlo». Hablamos de 1956. El coche equivalente, ahora, 56 años más tarde vale en pesetas, 2 millones, unos 15.000€ y no encuentro sitio donde aparcarlo.

Además el coche actual tecnológicamente y en cuanto a equipamiento no se puede comparar con aquel Renault «4caballos». Como este ejemplo se podrían poner muchos. Y llegamos a esta conclusión formalmente ilustrativa y rigurosa. A plazo medio o largo la capacidad adquisitiva de las monedas se mueve en sentido contrario que la capacidad adquisitiva de las personas.

En la Europa de hoy, el poder creador de dinero no tiene límite. Permítaseme corregirme. Si hay límite: el pleno empleo de los recursos, situación que evidentemente no se está dando en la actualidad con la economía frenada en seco. Habiendo paro más dinero es más producción y no precios más altos.

Actualmente se ha concentrado la capacidad de crear liquidez en una sola mano que está incumpliendo su deber básico, que es inyectar dinero que los medios reales necesitan para crear bienes. Ese banco ha caído en poder de los mercados privados, cuya presidencia está al servicio de los mismos, de los cuales recibe el premio por actuar no como presidente del BCE sino que representante en el BCE de los mercados privados. Y esa escasez de liquidez genera los endeudamientos soberanos, que al no recibir el dinero de su fuente natural tiene que acudir a los mercados, con cortos plazos y altos tipos de interés.

La suma de los déficits soberanos equivale y refleja la negativa del BCE  a proveer de dinero al sistema. Y esta sencilla explicación de nuestros males tiene el remedio facilísimo de enmendar el yerro cometido inyectando repentinamente la suma de todos los déficits soberanos. Los Estados se liberarían de las cargas que hoy les oprimen y de la necesidad de ajustes temiblemente dolorosos que se imponen para buscar en los mercados libres la cantidad que deberían recibir a interés cero del BCE.