Guinea Ecuatorial/Sáhara Occidental
Ana Camacho (7/7/2011)
ABDELAZIZ Y OBIANG EN LA 17 CUMBRE DE LA UNIÓN AFRICANA
Lo más normal es que, en algún momento de los actos de la cumbre anual de la Unión Africana (UA) que este año se ha celebrado en Malabo, el dirigente saharaui Mohamed Abdelaziz y Teodoro Obiang, presidente de Guinea Ecuatorial intercambiasen saludos. La posible fotografía podría tener cierto valor emotivo: siendo la hispanidad una anomalía (como dirían en París) en el legado colonial africano, la capital de una antigua provincia española fue durante unos días la capital del África de los estados independientes y, en ese contexto, el apretón de manos entre Abdelaziz y Obiang simbolizaría la hermandad entre los dos únicos islotes de hispanidad que quedan en todo el continente ya que en Marruecos, lo que hubo, fue barrido por el rumbo rabiosamente francófono de la monarquía alauita.
Sería lo más normal puesto que Obiang, como presidente de turno del organismo que representa a los estados independientes de África ha sido el anfitrión de esta 17 cumbre que finalizó el día 1 y, por su parte, Abdelaziz asistió al evento en calidad de presidente de la RASD, la República Árabe Saharaui Democrática que, desde 1984, fue reconocida como el estado miembro número 51 de la Organización para la Unidad Africana (OUA), antecesora de la UA.
El protocolo todo lo puede y no hay noticia de que Obiang le hiciese ningún desplante al presidente saharaui mientras los debates de la cumbre estaban volcados en la situación libia (por cierto hubo presencia en Malabo de los opositores propulsados por Sarkozy). Pero, aunque los organizadores guineanos hayan tenido que cuidar de que la bandera de la RASD ondease entre las de los demás estados africanos, que no faltase el himno saharaui y que Abdelaziz tuviese asignada durante su estancia una de esas majestuosas residencias construidas para cada uno de los presidentes africanos ex profeso para el evento, el encuentro no habrá pasado de lo meramente protocolario.
Es más, démonos con un canto en los dientes de que Obiang no haya tenido más objetivo político en esta cumbre que el de hacer un despliegue de su poderío petrolero, como si con ello pudiese cambiar la vergonzosa imagen que su régimen irradia en el mundo y asegurar la sucesión en el trono dictatorial de su hijo Teodorín. Porque en lo que respecta a sus relaciones con el pueblo saharaui, Obiang lleva años haciendo causa común con sus opresores marroquíes.
MARRUECOS, OPRESOR TAMBIÉN EN GUINEA
Obiang comenzó esta trayectoria cainita poco después de tomar el poder en 1979 con el golpe de estado que derrocó a su tío Francisco Macías. Hassán II le envió un contingente militar que se hizo cargo de su seguridad, evitó un contragolpe y se encargó de administrar los métodos del majzén para reprimir cualquier atisbo de oposición.
Una de las contrapartidas fue el cambio del voto en las Naciones Unidas de Guinea Ecuatorial en relación con el Sáhara que, desde la invasión marroquí de 1975, Macías había dado a la causa del pueblo saharaui. A partir de ahí, la línea de la auténtica hermandad entre saharauis y guineanos se ha tejido por otras vías, la de la solidaridad de los pueblos víctimas de la opresión.
Por eso es habitual ver en actos a favor de la causa saharaui a dirigentes de la oposición guineana. Así que a la hora de que hubiese una foto simbolizando la hermandad hispano-saharaui, lo propio sería que, en lugar de Obiang, estuviese allí un dirigente opositor o un intelectual (también en el exilio) como Donato Ndongo Biyogo, periodista y escritor guineano traducido a varios idiomas que fue uno de los fundadores de la primera asociación de amigos del Sáhara que surgió tras la vergonzosa firma de los acuerdos de Madrid.
Ironías de la política, mientras Obiang ha seguido estrechado sus lazos con la monarquía alauita con asiduas visitas a Marruecos (recientemente devueltas por Mohamed VI), la Unión Africana ha ido reforzando su apoyo en la ONU al cumplimiento del derecho internacional que favorece la autodeterminación saharaui y contrarrestando en la Asamblea la superioridad que Marruecos tiene en el Consejo de Seguridad gracias a su alianza con Francia. De ahí que, desde 1984, Marruecos no haya vuelto a las cumbres africanas y, generalmente, los monarcas alauitas hagan despliegue de amistades africanas en los países de la francofonía muy sometidos a los dictados franceses.
N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Ana Camacho, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, además de secretaria de la asociación APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África), que también e puede leer en su página de Internet En arenas movedizas.
Las fotografías son de Ricardo Aznar.
Fotografía de portada:
Severo Moto, líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (con la pancarta contra Marruecos) fue de los primeros en llegar al acto ante el Congreso de los Diputados para la entrega de la campaña de la APDH-E al Congreso de los Diputados para pedir la nulidad de los acuerdos de Madrid sobre el Sáhara Occidental que, por cierto, sigue con su recogida de firmas: www.apdhe.org/campa.htm.
Fotografía de texto
Manifestación en Madrid el pasado noviembre por el referéndum en el Sáhara: Armengol Engonga número dos del PPGE, Eugenio Pordomingo (espacios europeos y APPA) y Severo Moto con líderes de otros partidos de la oposición a Obiang.