España
espacioseuropeos.com (21/11/2011)blanco-y-salgado-foto-presidencia-del-gobierno
Los Consejos de Ministros siempre nos ofrecen alguna que otra sorpresa nada agradable, por cierto, para los ciudadanos. Así, en el último de esos consejos, el gobierno de Zapatero prorrogó los «acuerdos con la ONCE para garantizar la estabilidad de su acción social hasta 2021». De esta guisa, el gobierno socialista decretó que «La modalidad de juego de lotería instantánea se prorroga hasta el 31 de diciembre del 2021». Un auténtico  negocio al que el Gobierno de España y la ONCE, impiden que se liberalice.

El  último Consejo de Ministros acordó «actualizar y prorrogar los acuerdos vigentes con la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) para garantizar su estabilidad financiera y su acción social hasta el 2021».

De esta forma, el Consejo de Ministros «renueva el Acuerdo General suscrito con la ONCE en 2004 en materia de cooperación, solidaridad y competitividad para garantizar el cumplimiento de las funciones sociales que la Administración encomienda a esta organización».

El nuevo Acuerdo General suscrito entre el Gobierno y la ONCE se «desarrollará en el periodo 2012-2021 y sustituye en su totalidad al anterior».

Los argumentos que da el gobierno para esa «renovación» son de tal calibre que da vergüenza comentarlos. Por ejemplo, que su » objetivo es la proyección de la continuidad de los anteriores acuerdos a través de actualizaciones y mejoras en su contenido para asegurar la consecución del objetivo primordial: garantizar la estabilidad institucional y financiera de la ONCE para que pueda mantener la solvencia y calidad de la labor social que desempeña».

En su referencia ministerial, se dice que la «estabilidad de la ONCE, basada en su consolidación institucional, una inequívoca vocación social y en su reconocimiento como entidad singular de economía social, a través de la Ley de Economía Social de 2011, permite asegurar su continuidad y su futuro como organización de ciegos, creada para conseguir el bienestar y la integración social de sus afiliados, promoviendo su autonomía personal y plena integración en la sociedad, y el compromiso de solidaridad adquirido con otros discapacitados a través de la Fundación ONCE».

La ONCE, creada por Franco en plena guerra civil, lleva desde entonces desarrollando una encomiable labor social y de integración de sus afiliados, pero ello no debe ser argumento único para que el gobierno español conceda subvenciones y subvenciones al socaire de esa «labor social». Hay que recordar la etapa en la que la ONCE invertía a diestro y siniestro en medios de comunicación y otras actividades que lindan con la influencia política. Subvención, si la necesita la organización, sí, pero también control, supervisión y auditorias.  

Una vez más, pedimos transparencia y transparencia.

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