guerrero-fangGuinea Ecuatorial
Abaha  (30/11/2011)
Las consecuencias y derivadas del referéndum para la Reforma Constitucional empiezan a notarse, aunque lentamente. El tremendo fracaso de la convocatoria, a la que más del 80% (OCHENTA POR CIENTO) de ciudadanos guineanos no acudieron, está causando estragos políticos. El tsunami se acerca, pero casi nadie quiere verlo. Los más avezados en las tácticas del camuflaje ya están haciendo sus contactos de cara a lo que viene.

Obiang y sus acólitos -españoles y guineanos- no han podido ocultar el tremendo fracaso de la convocatoria. Ni tan siquiera llegaron a desplazarse a Malabo una cohorte de «personalidades» españolas que iban a apoyar al sátrapa. Tampoco han ido en esta ocasión los habituales «observadores internacionales» que el Ministerio de Asuntos Exteriores de España suele mandar a estos eventos (todo pagado, prebendas aparte) a «constatar» que todo ha ido bien, que la «democracia se va abriendo paso en Guinea Ecuatorial».   

Las gentes, las buenas gentes de Guinea Ecuatorial, ni se han censado; han pasado totalmente de ese pestilente y nauseabundo referéndum. Algo parecido ha ocurrido en Marruecos, donde la abstención ha sido altísima. Y es que, ciudadanos de Guinea Ecuatorial y Marruecos están hartos de sus dictaduras, salvando las distancias.

Nos cuentan que hace unos días, un destacado miembro del gobierno de Teodoro Obiang Nguema mantenía una animada charla en un despacho oficial con otro colega político. Uno de ellos le decía al otro: «Meba Mebur»; y el otro, con los codos apoyados en la mesa, depositó su enorme cabeza entre las manos, mientras sollozaba.

El que permanecía de pie, se le acercó, le dio una palmadita de consolación en la cabeza y  abandonó la estancia oficial.

«Meba Mebur», algo así como «el testimonio está escrito» o «los libros esperan», viene a significar que el destino ya está escrito, que el final está cerca, y que los «libros» esperan que «suceda» para recogerlo en sus páginas. En definitiva, que hasta los más cercanos al sátrapa dan por seguro un cambio, y un cambio inminente e impredecible. Las gentes, las buenas gentes de Guinea Ecuatorial, están HARTAS, muy hartas, y nunca se sabe cómo las masas reaccionan. España debe liderar un cambio controlado, dejando de apoyar al dictador, retirando apoyos al lobby  pro  Obiang, y exigiendo, a través de la UE y la ONU, unas elecciones parlamentarias y presidenciales totalmente libres.

En España, el lobby de apoyo a Obiang Nguema -más bien a sus interese personales- anda dando vueltas al proyecto de que el sátrapa venga a Madrid a visitar el Congreso de los Diputados, firmar en el Libro de Oro de la casa de los leones, dormir en El Pardo y entrevistarse con Mariano Rajoy. La fundación de Juan José Laborda sigue -con el dinero de todos los españoles- empeñada en no se sabe qué.

A pesar de los esfuerzos por ocultarlo, no por erradicarlo, el cólera hace estragos en Guinea Ecuatorial; los hospitales están saturados y no parece que la situación mejore, sobre todo porque ahora es tiempo de «seca», llueve poco y las aguas -sin tratar- no son que se diga nada propicias para el consumo.