España
María Suárez (29/11/2012)
Hoy 29 de noviembre se cumplen nueve años del asesinato de siete miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en Irak. Aquella fatídica tarde de 2003 en España no dábamos crédito a las noticias que iban llegando con cuentagotas de las diferentes agencias de noticias, las cuales tampoco podían ofrecer más que meras vaguedades entorno a una cruenta y aterradora verdad: la muerte de siete compatriotas a manos de grupos armados que, no contentos con su muerte también hicieron lo posible por vejar sus cadáveres y dificultar su recuperación.
Aquella tarde, los siete agentes todavía tenían fresca la muerte, justo un mes antes, de otro compañero que ya había corrido su misma y trágica suerte, la de morir en Irak en tiempos convulsos en un lugar extraño lejos de los suyos, adonde había ido enviados por el gobierno español para ayudar a restablecer la paz, en cooperación con otros aliados.
Estas líneas no son para tratar de justificar allí su presencia o criticar la acción del gobierno español de entonces, lo único que pretendo es que sus nombres no caigan en el olvido y que la gente recuerde que estos compatriotas llevaron hasta sus últimas consecuencias el servicio a la patria perdiendo su vida. Descansen en paz y recordemos sus nombres: Alberto Martínez González, José Merino Olivera, José Carlos Rodríguez Pérez, José Lucas Egea, Alfonso Vega Calvo, Luis Ignacio Zanon Tarazona, Carlos Baró Ollero y José Antonio Bernal.
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