España
Ana Camacho (5/3/2013)

Ana Camacho
Ana Camacho


En el informativo estrella de la mañana de TVE, la periodista María Casado entrevistó el lunes a Iñaki Sagardoy “experto en derecho laboral” para que defendiese la reforma que Rajoy puso en marcha hace un año, el día en que la prensa abría con la aciaga noticia de que España ya ha superado la barrera de los cinco millones de parados. Así que varias víctimas de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), no sólo tuvieron que empezar la jornada con la certeza de que lo van a tener muy crudo para encontrar trabajo, sino soportar la broma de mal gusto que supone que el abogado que su empresa contrató para echarlos a la calle, alabase unas medidas que han sumado 328.124 personas más al paro.

Lo lógico es que al señor Sagardoy le parezca, como dijo, “positiva” la reforma laboral: para eso contribuyó a su “parto” como asesor de Rajoy en el asunto después de haber criticado como insuficiente la que había diseñado Zapatero al final de su mandato y que nunca llegó a hacer efectiva en vista de que ya se venía venir su derrota electoral.  Pero, evidentemente, no es un experto “neutral” como apuntaban los rótulos con los que TVE describía al invitado: es presidente de un bufete (Sagardoy Abogados) que se jacta de ser el número uno de España en materia laboral y que ha sido contratado por numerosas empresas para hacer sus podas de personal, incluyendo algunas como ´El País´ donde los directivos saquean la caja a golpe de bonuses mientras despiden al grito de que están al borde de la quiebra.  Así que, gracias a lo efectiva que ha sido disparando ERES incluso en empresas donde no hay pérdidas, su despacho debe estar de lo más boyante cumpliendo un lema de su padre, también eminente jurista: “con la reforma laboral llega la hora de los empresarios”.

En mi caso, por ejemplo, yo me preguntaba cuánto habrá cobrado Sagardoy Abogados por el ERE que Juan Luis Cebrian llevó a cabo en El País, mi antigua empresa. Teniendo en cuenta que el bufete de Matías Cortés Domínguez (que entonces tenía la ventaja de ser miembro del consejo de administración del grupo de comunicación) cobró el interesante pellizco de 22 de millones entre 2007 y 2010 seguro que el experto en reformas laborales, aunque no haya llegado a tanto, se ha llevado lo suficiente como para que Cebrián hubiese pagado a los despedidos las indemnizaciones que les correspondían y sin armar un ruido que al periódico no le ha venido nada bien.

Hubiese podido redondear ahorrando los gastos devengados por las notarías con despacho en la milla de oro adonde convocaron a los trabajadores despedidos en el ERE un lunes después de haberles dado aviso de ello por email en un fin de semana. Pero los grandes directivos de las empresas, los que cobran 14 millones de bonuses en un año mientras dicen que la empresa está quebrada, no suelen preocuparse por estos detalles.  A ellos ni siquiera les preocupa que quiebre la empresa.