España
Diego Camacho (9/1/2014)
Parece que Rajoy tiene totalmente asumida la táctica del avestruz, esconder la cabeza para no ver la amenaza. Solo le interesan las noticias positivas acerca de la economía o el empleo, sobre todo ahora que parece que hemos llegado al fondo y la dinámica natural es empezar a subir.
La alegría presidencial carece de justificación y demuestra hasta que punto está fuera de la realidad. Más preocupado por hacer gimnasia electoral que planificar una acción política de cara a los retos que España tiene planteados. Con cerca de 6 millones de parados, bancos de alimentos por doquier para evitar el hambre, niños desnutridos en las escuelas y búsqueda de comida en los contenedores de basura. No es de recibo el mensaje que el Presidente, con su panda de afanadores del dinero público, intenta transmitir a la sociedad mientras ellos continúan despilfarrando, manteniendo un aparato burocrático innecesario para colocar a parientes o amigos y protegiendo judicial y políticamente a los colegas que han sido pillados en falta.
Sobre todo cuando resulta que el inquilino del palacio de la Moncloa, cobra algo más de 1.800 € en concepto de dietas por haberse trasladado a vivir, gratis total, desde Pozuelo (5 kms. como mucho). Puede ser que alguien piense que es el chocolate del loro, pero en todo caso indica la sensibilidad del Presidente del Consejo de Ministros hacia el dinero. A base de alimentar a muchos loros con chocolate, los españoles tienen que utilizar el dinero de otras partidas para alimentarlos a todos.
Es alucinante que el líder político mejor valorado obtenga una nota de 3,7. Rajoy solo consigue el 3,3, a pesar de ocupar la presidencia del gobierno y de tener a su servicio un aparato de propaganda y todo el aparato del Estado. El estómago de los diputados debe ser lo más parecido al cartón piedra. ¿Cómo es posible, que se consideren a si mismos representantes de la soberanía nacional? Con esos datos si tuvieran algo de vergüenza disolverían sus partidos y abrirían un proceso constituyente, como en su día hicieron las Cortes franquistas. Parece evidente que a los diputados de entonces les animaba un sentido de respeto al interés general del que estos carecen.
Rajoy no solo se ha atrevido a incumplir su programa electoral, sino que además ha mentido sin mesura. A primeros de agosto afirmaba en el Congreso de los Diputados que el PP nunca se había financiado ilegalmente, lo contrario a lo que sostiene el juez que lleva el caso Gürtel, en base a los testimonios que le han aportado y la documentación obtenida. También sostenía que ETA había sido derrotada; los derrotados mientras tanto no dejan de brindar por su “derrota”, manifestar su desprecio a las víctimas y señalarle al gobierno lo que debe hacer a corto plazo. Todo ello sin abandonar las armas. Saben que el Presidente está dispuesto a todo, con tal que no le pongan un muerto sobre la mesa. Conservar las armas es por ello la mejor garantía que el gobierno va a seguir cumpliendo lo pactado con ETA.
Lo de Cataluña es el paradigma de la cobardía política y de la incapacidad para ejercer sus funciones al frente del poder ejecutivo. Ante un desafío secesionista claramente minoritario, incumple lo que la Constitución le obliga y además concede dinero para que se siga desarrollando la quiebra social en Cataluña y el desarrollo en el exterior de funciones que corresponden al Estado. Por los hechos, parece Mas un simple acólito de Rajoy.
Si consideramos que el actual Presidente logró la mayoría absoluta gracias al engaño y que durante sus dos años al frente del gobierno, ha estado utilizando el mismo para eludir sus responsabilidades. Es el momento de decir claramente que su acción política le ha deslegitimado para seguir en su puesto y que en absoluto está capacitado ni autorizado para tratar cualquier asunto que pueda comprometer la soberanía nacional fuera del Congreso de los Diputados.