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espacioseuropeos (9/5/2014)
“Nuestro gobierno nos ha dejado indefensos, y ahora la atención del mundo es la única esperanza.” Quien habló con MISNA es Shuib Ndiryiza, una de las muchas personas de la ciudad de Chibok que la madrugada del 15 de abril vio su casa arder y a una sobrina, una hija o una hermana desaparecer en la nada.

Ella se llama Kwambula y tiene 17 años, Al igual que más de 200 muchachas, esa noche estaba en el dormitorio de la Escuela Superior de Chibok porque al día siguiente iba a dar los exámenes finales.

“Kwambula quiere ir a la universidad” señaló Shuib, quien no pierde la esperanza, a pesar de que casi todo parece ir mal. “El gobierno de Nigeria envía una misión militar de paz a Malí, Liberia y a muchos otros países del mundo, pero no es capaz de derribar cada centímetro de selva y de traer de vuelta a nuestras muchachas”, denunció, en referencia a la Selva de Sambisa, una área inaccesible que se encuentra a tan sólo 50 kilómetros de Chibok y es considerada como uno de los bastiones de Boko Haram.

Como muchos en su ciudad, Shuib está convencido de que al menos algunas de las jóvenes siguen ahí y que no han sido llevadas a Camerún o Chad. “Cuando los hombres de Boko Haram llegaron a bordo de pick-up, tuve que huir porque no tenía nada con qué defenderme y porque tenía que llevar a un lugar seguro a los miembros de mi familia” contó sobre la noche del mes pasado. Todos menos su sobrina Kwambula, a quien quiere volver a abrazar a toda costa.

“Hemos formado comités de ciudadanos y programado expediciones para traer a casa a nuestras chicas, pero las autoridades militares argumentan que no es posible porque los hombres de Boko Haram están bien armados y que nosotros, en cambio, estamos desarmados” contó Shuib. En Chibok se dice que el ejército consideró la posibilidad de una incursión, pero que luego decidió esperar.

Debido al estado de excepción vigente en la región desde hace un año, las decisiones clave relativas a la seguridad son competencia del gobierno central. Pero desde el gobierno de Chibok ya no se esperan más nada. “La única esperanza es que los artículos que aparecieron en la prensa internacional, la movilización de la sociedad civil y las posiciones adoptadas por los líderes mundiales obliguen al gobierno a asumir su responsabilidad o al menos a aceptar ayuda” dijo Shuib.

Mientras tanto, en Chibok los cristianos y musulmanes rezan juntos: “Nuestro pueblo se encuentra en una zona con una gran mayoría musulmana, pero tiene un tejido social variado y los cristianos son más del 40%” dijo Shuib. De las más de 200 muchachas secuestradas, ocho de cada diez son oriundas de Chibok. Y son cristianas o musulmanas, al igual que Kwambula, quien quiere ir a la universidad, junto con sus amigas.

 Fuente: Agencia de Noticias Misna.