Manifestantes polacos frente al Parlamentp. Foto Franciszek Mazur/Agencja Gazeta).

Polonia
Espacios Europeos (19/7/2017)
La resaca de las manifestaciones del domingo no han pasado. El malestar de los ciudadanos polacos va en aumento. La mayoría de las ciudades polacas vivieron el domingo día 18 como sus ciudadanos se manifestaban para protestar contra las reformas judiciales que el gobierno polaco quiere implantar.

La oposición política afirma que esas reformas coartan la independencia de los jueces y por tanto la democracia.

Varsovia, Cracovia, Katowice y otras ciudades polacas fueron escenario de esas manifestaciones, que en el caso de la capital alcanzó el número de más de 10.000 personas, dato que la policía rebajo a la mitad.

El Parlamento polaco, controlado por el Partido de la Ley y la Justicia (PIS), fue la diana a la que se dirigieron los manifestantes, que han permanecido hasta hoy martes, día en el que se iba a debatir la reforma judicial.

Las protestas han sido organizadas y coordinadas por la Plataforma Cívica, el mayor partido opositor al gobierno de Andrzej Duda.

La televisión (TVP) y otros medios estatales han calificado estas protestas como un intento de golpe de Estado contra el gobierno “elegido democráticamente”.

De acuerdo con las reformas previstas, los jueces podrían ser reemplazados, excepto los elegidos por el ministro de Justicia. Asimismo, el Parlamento tendría más poder para decidir en los nombramientos de magistrados

La Unión Europea ha dicho –aunque con la boca pequeña- que esas reformas socavan todos los controles y equilibrios democráticos, pero tolerará lo que sea con tal de que Varsovia no se encamine hacia la salida de la UE.

Lo cierto es que Polonia, a pesar o por ello, de haber negociado con Estados Unidos para que este país tuviese cárceles para poder interrogar a supuestos islamistas radicales o ser puente para Guantánamo, de ceder su suelo para la instalación de tropas y barreras antimisiles estadounidenses, se enfrenta a los problemas que le está ocasionando el brexit (varios miles de polacos trabajan en el Reino Unido, donde son objeto de la xenofobia británica). Por otro lado, el gobierno del PIS –en el poder- se muestra totalmente contrario a acoger a refugiados sirios, libios o afganos.