Sáhara Occidental
Alfonso Lafarga (2/3/2019)
- Un joven se quema a lo bonzo, asesinado un saharaui por un colono marroquí, una mujer brutalmente golpeada por la policía, dos periodistas expulsados de El Aaiún, detenido un periodista saharaui…
- El papa Francisco visitara a finales de marzo Marruecos, ocupante del Sáhara Occidental
- “Hay que defender los Derechos Humanos aunque se vaya contra corriente”, dice el jefe de la iglesia Católica
“Servidor de esperanza”. Con este lema viajará próximamente a Marruecos el papa Francisco, un pontífice para el que los derechos humanos deben estar en el centro de todas las políticas, aunque eso suponga ir contra corriente.
El papa estará los días 30 y 31 de marzo en el país que invadió a finales de 1975 el Sáhara Occidental, un Territorio No Autónomo pendiente de descolonización en el que hay presos políticos y en el que se violan los derecho humanos, según han denunciado organizaciones como Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch (HRW), el Centro Robert F. Kennedy (RFKC) o la Red Euromediterránea de Derechos Humanos (REMDH).
Será la segunda visita de un pontífice al país magrebí: la anterior fue hace 34 años, el 19 de agosto de 1985, se desarrolló en Casablanca y la protagonizó Juan Pablo II, que pidió respeto para los derechos humanos.
En las cinco horas que duró su estancia en Marruecos el papa se entrevistó con el rey Hassan II, el padre de Mohamed VI, ofició una misa para tres mil católicos y asistió en el estadio olímpico a un acto con más de 60.000 jóvenes musulmanes, a los que dijo que había que respetar, amar y ayudar a cada ser humano por ser una criatura de Dios, “amor por el hombre que debe llevarnos a respetar los derechos humanos”.
El histórico viaje de Juan Pablo II a Marruecos fue consecuencia de la visita que el monarca alauí hizo a la Ciudad del Vaticano el 2 de abril de 1980, a donde acudió, también, como presidente del Comité para Jerusalén de la Conferencia Islámica.
Del encuentro que mantuvieron el rey marroquí y el jefe de la iglesia Católica, el corresponsal de El País en Roma escribió que el papa no aludió al problema político de Marruecos, del que había sido informado por Amnistía Internacional, concretamente sobre la existencia de más de doscientos presos políticos, “sobre todo intelectuales y componentes del Movimiento Frontista, partidario de la autodeterminación del Sáhara”.
Apuntó que los observadores destacaron en vísperas de este encuentro sorpresa que era “una de tantas iniciativas del soberano de Marruecos para contrarrestar los éxitos políticos y militares conseguidos por el Polisario”.
La visita de Hassan II se desarrolló en plena guerra entre Marruecos y el Frente Polisario, que llevaban más de cinco años de conflicto armado -consecuencia de la entrega del Sáhara Occidental por España al régimen marroquí-, y aún faltaban más de once para que firmasen el alto el fuego que implicaría un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui.
Con la entrada en vigor del alto el fuego, en septiembre de 1991, la Misión de la ONU para el referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) se desplegó por los territorios del Sáhara Occidental, tanto en los ocupados por Marruecos como en los controlados por el Polisario, pero la consulta al pueblo saharaui no llegó a celebrarse por la negativa marroquí.
En un mes tendrá lugar la segunda visita de un jefe de la iglesia Católica a Marruecos y la incógnita es si los derechos humanos estarán presentes en las intervenciones del papa ante Mohamed VI, rey del país que ocupa el Sáhara Occidental y mantiene encarcelados a medio centenar de presos políticos saharauis, algunos con condenas de hasta cadena perpetua, además de reprimir las manifestaciones saharauis, perseguir a la prensa y expulsar de la excolonia española a los observadores internacionales: eurodiputados, periodistas, abogados y miembros de organizaciones de derechos humanos.
Los derechos humanos en el centro de todas la políticas
Los derechos humanos son una constante en el papa Francisco: en enero de 2018 dijo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede que después de setenta años de la Declaración Universal de los DDHH “duele constatar como muchos derechos fundamentales están siendo todavía hoy pisoteados” y citó “el derecho a la vida, a la libertad y a la inviolabilidad de toda persona humana”.
En diciembre de ese mismo año, en un mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional sobre los derechos humanos en el mundo contemporáneo organizada por Pontificia Universidad Gregoriana, pidió “a los que tienen responsabilidades institucionales” colocar los derechos humanos en el centro de todas las políticas “aun cuando eso signifique ir contra corriente”. También tuvo palabras para las personas que sufren “violaciones múltiples de sus derechos fundamentales en el contexto trágico de los conflictos armados”.
Cuando el jefe de la iglesia Católica va a determinados países, organizaciones internacionales le piden que intervenga, como cuando visitó los Emiratos Árabes el pasado mes de febrero: AI solicitó que pusiese los derechos humanos sobre la mesa en Abu Dhabi y deploró que numerosos disidentes permanezcan detenidos en ese país; HRW planteó la necesidad de hablar de la situación de los DDHH en Yemen, donde Emiratos interviene militarmente junto a Arabia Saudí.
Ahora que va a Marruecos el papa Francisco puede ver un reciente informe de Amnistía Internacional en el que se denuncia la represión y las violaciones de los derechos humanos cometidos por las autoridades marroquíes con la población saharaui.
Con motivo de la visita de Juan Pablo II a Casablanca en 1985, Hassan II decretó una amnistía para 160 prisioneros políticos marroquíes, y ante el viaje del papa Francisco surgen algunas preguntas: ¿adoptará una medida similar Mohamed VI? y si lo hace ¿alcanzará a los presos políticos saharauis?
El sumo pontífice recibió el pasado verano en el Vaticano a un grupo de niños y niñas de los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), a los que saludó como “embajadores saharauis de paz” y a lo que ellos respondieron que pertenecen a “una sociedad islámica moderada que quiere la paz, la libertad, la justicia y la mejor convivencia entre las religiones y culturas del mundo”.
Pero paz es precisamente lo que no hay en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, donde los derechos humanos se vulneran prácticamente a diario, lo mismo que en ciudades del sur marroquí con población saharaui y en cárceles marroquíes con presos políticos saharauis, como se ve en la siguiente relación, aproximada, de hechos ocurridos en febrero de 2019, elaborada con datos de organizaciones sociales y medios de información saharauis:
Fuente: Contramutis.