Madrid (España)
JF-Cordura (28/6/2020)
Madrid, Dictadura Humanitaria, día 106. (Años del Mal Continuo).
Ahora todo está más relajado. La dictadura ha pasado en apariencia a una fase puramente profiláctica en la que, al menos en lugares públicos, todo se reduce a poco más que respirar nuestro dióxido de carbono una vez expelido y siempre por el bien de todos. Pero, si lo pensamos, el alcance es mayor: ahora el Poder sabe que puede volver a recluirnos en nuestras casas por razones siempre justificadas en cuanto el miedo lo exija. Nuestro pánico es su fuerza. El benéfico experimento ha funcionado de maravilla y hemos entrado dócilmente en la rueda del condicionamiento (más nos vale).
Cabe recordar aquellas semanas de marzo y abril en las que el miedo colectivo de repente se apoderó de nosotros. Era una ocasión, ya lo dijimos, para reflexionar seriamente en la vida. El súbito y prolongado parón de la vida no suponía la extinción de esta, sino más bien su omnipresencia ante nuestros ojos. ¿Hemos aprovechado esa oportunidad? Una vez que el pánico se redujo y la situación se fue relajando, hemos vuelto progresivamente a (casi) todo lo que hacíamos antes de esta historia. Hacíamos y pensábamos. Con prácticamente los mismos hábitos y las mismas miras. Es cierto que la Nueva Infranormalidad no es igual que la vieja normalidad, pero no parece que hayamos extraído las conclusiones necesarias.
Quizá la verdadera economía de la vida no es tanto ingresos versus gastos (visión materialista-economicista), ni siquiera placer versus dolor (enfoque materialista-sensual-psicologista), sino fe versus miedo (perspectiva psicoespiritual), donde uso el término ‘fe’ en sentido amplio. Cuando el miedo supera a la fe, el resultado es la ansiedad. Cuando el miedo pasa, la ansiedad se reduce; pero si nuestra fe no es sólida, quedamos a expensas del próximo miedo. La clave para que la ecuación sea siempre positiva está en la fe. Mejor sería que esta se fijase en un objeto realmente poderoso y auténticamente fiable. La “pandemia”, como la gota que colma el vaso de la infeliz historia humana, ya debería habernos enseñado lo vanas que son las ilusiones humanistas.
¿Por qué nunca aprendemos?
N. de la R:
Las otras cuatro reflexiones de JF-Cordura se pueden encontrar en Apuntes de la Excepción. A partir de ahora, con el permiso de su autor, nos haremos eco de todas sus cavilaciones y pensamientos.
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