El Sol

Medio Ambiente
Javier España (20/6/2024)
Que no, que este verano no arranca y lo más gracioso es ver y oír a los meteorólogos dar explicaciones, porque las hay de lo más variopintas.

Vayamos al problema. El hecho de que las temperaturas que estamos padeciendo esta primavera, ya casi verano, en el hemisferio norte y presumo que también en el otoño-invierno del hemisferio sur, vayan más allá de lo razonable en términos climáticos, está dejando sin argumentos tanto a los profesionales como a los seguidores del cambio climático y esto se debe a un error de base, que es considerar como fija la radiación calorídfica, que proviene de nue tro Sol porque esto, en absoluto, es así; a saber:

Tenemos constancia de la aparición intermitente de manchas en el Sol, desde hace más de dos mil años, pero no es hasta 1843 cuando un astrónomo, el alemán Heinrich Schwabe, relaciona en una publicación de la época dichas manchas con los ciclos solares de una duración aproximada de 11 años. Ahora bien, cuando a principios de 2008 se dio por terminado el ciclo solar nº 23, la comunidad de astrónomos expertos en temas solares alertaron de la inusitada ausencia de manchas solares, dato que se confirmó en el ciclo solar nº 24, cuyo máximo debería haber comenzado en 2013 con gran profusión de zonas oscuras pero no, brillaron por su ausencia y en el que acaba de entrar, el 25, seguimos a la baja.

Y ahora viene lo más importante que además se intenta ocultar. Desde que tenemos datos escritos, se han dado varios episodios de mínimos de actividad solar relacionados con la ausencia de manchas, siendo el más sonado el llamado Mínimo de Maunder entre 1645 y 1715, que durante un periodo de más de treinta años, sumió a la Europa de entonces en lo que se denominó “la pequeña edad de hielo”; y no hace tanto, a principios del siglo XX, se repitió el mismo episodio de mini glaciación, pero de menor duración.

Dicho esto, creo que no se especula al decir que es más que probable que estemos comenzando un nuevo mínimo de actividad solar, aunque para ello debamos contradecir otras tesis más “políticamente correctas”, que se empeñan en tapar otras realidades científicas.

Este año confirma el refrán de “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”, pero la cuestión es que acabamos de entrar en el verano y seguimos igual. Explicaciones, seguro que las darán, otra cosa es que encajen con la ciencia.


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