La comparecencia de la infanta Cristina ante el Juez Castro, a través de los titulares de prensa
España
Alejandra Durrell (9/2/2014)
Paseíllo en coche, vigilada por más de 300 policías nacionales, más agentes locales, guardias civiles, miembros de su escolta y CNI. Importante zona acordonada que impedía a propios y extraños acercarse al juzgado o inmediaciones. Hubo gente que no pudo acudir a su trabajo o que tuvo serios problemas para acceder a sus casas. Ya se sabe, todos iguales ante la ley.
La infanta Cristina, hija de los Reyes de España, entró en el juzgado de Palma de Mallorca con una sonrisa como si le hubiera tocado la lotería. Y salió, tras casi siete horas de no responder a nada, con la misma sonrisa.
Cristina no sabe nada de nada; se fiaba de su marido. Las jugosas cuentas bancarias, los viajes de lujo, los coches de alta gama, el Palacete de Pedralbes y su carísima remodelación, aparte el mobiliario más propio de Su Alteza Real el Rajá Jagatjit Singh de Kapurthala, le llovían del cielo, cual maná.
La gestión de Aizoon la llevaba su marido, ella figuraba en las escrituras al